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Donald Rumsfeld, el "arma letal" del gobierno de BushEl
secretario de Defensa suele sufrir de incontinencias verbales, y sus palabras
acostumbran provocar más problemas a los aliados que a los enemigos
de EE.UU.
En una de sus frases "clásicas" dijo que Alemania y Francia eran la "vieja Europa", desatando una tromenta diplomática El secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, que hace gala de no tener pelos en la lengua, se ha convertido en el "arma letal" de su Gobierno, aunque no se sabe si el daño se lo hace a los enemigos o la política exterior de su país. La última del secretario de Estado ha servido para generar una profunda irritación precisamente en el Reino Unido, el aliado más decidido de Washington. "Su situación es particular de ese país y tienen un Gobierno que trata con su Parlamento a su manera y lo que se vaya a decidir acerca de su papel aún no está claro", dijo Rumsfeld. Pocas horas después, y ante las airadas protestas de Londres, el secretario de Defensa tuvo que emitir un comunicado en el que aclaraba que tan solo se refería al proyecto de resolución que EE.UU., el Reino Unido y España quieren hacer aprobar en la ONU sobre el uso de la fuerza en Irak. El pasado enero, Rumsfeld ya cometió su metedura de pata más célebre, al "ningunear" la oposición de París y Berlín a un conflicto bélico en Irak. "Ustedes están pensando que Europa es Alemania y Francia. Yo no. Creo que eso es la vieja Europa", declaró. PROBLEMAS. Uno de los problemas que destacan los expertos acerca de Rumsfeld es que "no se limita a su campo y a menudo hace comentarios sobre cuestiones de política exterior y no sobre asuntos militares", según declaró el analista Peter Singer, del Instituto Brookings. Pero sus "perlas" verbales no se limitan a la política exterior sino que se convierten en disquisiciones de muy distinto tipo. Es como si pensara en alto o hablara sin filtrar. Por ejemplo, respecto a las posibilidades de encontrar al líder de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, el pasado febrero declaró: "o le encontramos o no. Vivirá o morirá. O está en Afganistán o está en algún otro sitio, o está muerto. Pensamos encontrarlo. Si es encontrable". Incluso cuando se refiere a asuntos de su propia cartera, se las ha arreglado para generar polémica: en enero llovieron las protestas de veteranos de Vietnam después de que, en un comentario sobre el servicio militar, restara importancia a la aportación de los reclutas en esa guerra. Las críticas han venido también de los aliados. El embajador saliente británico en Washington, Christopher Meyer, declaró que "Rumsfeld ha dicho cosas que eran innecesariamente ácidas para una audiencia europea". Y agregó que "no nos hace falta que a los europeos les den un rapapolvo como si tuvieran que estarse calladitos y saber cuál es su sitio". El propio jefe del Gobierno español, José María Aznar, ha reconocido que explicó al presidente de EE.UU., George Bush, que quería oír "más" al secretario de Estado, Colin Powell, y "menos" a Rumsfeld. Preguntado si Bush iba a seguir la receta del jefe del Ejecutivo español, Rumsfeld se mostró, como es habitual en él, contundente: "no se lo he oído decir al presidente". Acerca de la posibilidad de que sus comentarios hagan más mal que bien al Gobierno estadounidense y su imagen en el exterior, el secretario de Defensa lo tiene claro: "creo que si uno examina las palabras exactas que he usado dice son lo que son". |
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