Viernes | 05.04.2013
Montevideo, Uruguay | 08:16
EN EL MARCO DEL PLAN CONDOR NUEVE URUGUAYOS FIGURAN COMO DESAPARECIDOS EN CHILE. ALGUNOS RELACIONAN LA ULTIMA VISITA AL PAIS, EN 1993, CON LA MUERTE DE EUGENIO BERRIOS
Pinochet y Uruguay, un vínculo oscuro
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En febrero de 1993, el ex dictador chileno Augusto Pinochet realizó una visita "sorpresa" a Uruguay. En el país fue acompañado por el coronel Tomás Casella, hoy implicado en el secuestro y muerte del ex químico chileno, Eugenio Berríos.

"Vine para recordar los viejos tiempos porque yo tengo amistad con el general. Estoy acá cumpliendo una obligación de amigo", dijo el ex dictador uruguayo Juan María Bordaberry, según consignó El País en su edición del 26 de febrero de 1993, cuando se dirigía al Hotel Victoria Plaza, donde estaba alojado Pinochet. En la Plaza Independencia, una multitud repudiaba tanto la presencia del chileno como la llegada de Bordaberry.

El 24 de febrero, cuando arribó, Pinochet había dicho que su visita era "privada" y "de descanso". Según expresó, había llegado invitado por "varios amigos" civiles y castrenses a los que no identificó. A la luz de hechos que ocurrieron, o fueron conocidos, posteriormente esa estadía cobró una nueva dimensión.

Durante el periplo de Pinochet por Uruguay, que incluyó paseos por Montevideo, Punta del Este y Piriápolis, el coronel Tomás Casella fue su acompañante, haciendo las veces de edecán. Ambos quedaron retratados juntos en varias fotografías caminando por la Peatonal Sarandí e ingresando al Hotel Victoria Plaza.

Hoy retirado, Casella es uno de los tres militares uruguayos extraditados en Chile por el secuestro y crimen del ex agente de la dictadura de Pinochet, Eugenio Berríos, considerado un experto en el uso del gas sarín para eliminar opositores al régimen. Su cadáver apareció en las playas de El Pinar, atado y con impactos de bala, en abril de 1995.

Según la pericia forense, la muerte de Berríos ocurrió entre marzo y junio de 1993, poco después de la visita de Pinochet a Uruguay. Berríos debía declarar por el asesinato de Orlando Letelier, canciller chileno durante el gobierno de Salvador Allende.

Berríos -que había sido sacado clandestinamente de su país en 1991 y enviado a Uruguay con documentación falsa- había sido visto por última vez en una comisaría de Parque del Plata en noviembre de 1992, donde había denunciado estar secuestrado por militares uruguayos y chilenos. Aseguraba que su vida corría peligro. Inmediatamente, un grupo de militares llegó a esa seccional a llevarse al químico. Uno de ellos era Casella.

En Santiago, el juez Alejandro Madrid estudia si Casella y los otros dos militares uruguayos, Eduardo Radaelli y Washington Sarli -en libertad condicional en ese país- formaban parte de una maniobra entre ejércitos de ambas naciones que determinó la muerte de Berríos.

Aún hoy, se especula que en esa visita de Pinochet de febrero de 1993 se decidió el destino del ex agente chileno.

PRIMER ENCUENTRO. No era la primera vez que Bordaberry tenían un encuentro de amigos. El 21 de abril de 1976, cuando ambos gobernaban de facto a sus países, Pinochet realizó una visita de cinco días al país. En ese entonces, la dictadura argentina tenía menos de un mes de implantada y el Plan Cóndor vivía su apogeo.

Según crónicas de la época, unas 30 mil personas saludaron el pasaje de los dos presidentes en un vehículo descapotable durante un trayecto de 10 cuadras a lo largo de 18 de Julio.

Papel picado, banderas de ambos países, palomas soltadas al aire y la presencia de alumnos de escuelas públicas conformaban, básicamente, el paisaje callejero.

Ese mismo día, Bordaberry le entregó a su par chileno la condecoración "Protector de los Pueblos Libres, General José Artigas". Al otro día, en el Batallón de Infantería N°13, recibió la mayor distinción del Ejército, el Diploma y Distintivo de Oficial Mayor ad Honorem, de manos del Comandante en Jefe, Julio César Vadora.

Durante su primer día en el país, Pinochet dijo que "nuestros pueblos han sufrido la acción del marxismo leninismo y dan un verdadero ejemplo de democracia".

Bordaberry le respondió en consonancia en un discurso el 23 en la entonces Casa de Gobierno: "Nuestras repúblicas están dispuestas a mantener su ideal de vida democrática. Pero han adquirido conciencia que ésta no se confunde con la mera forma de gobierno denominada democracia".

DESAPARECIDOS URUGUAYOS EN CHILE

Según dijo a El País Mara Martínez, de Familiares de Detenidos Desaparecidos, son nueve los uruguayos calificados como "desaparecidos" durante la dictadura chilena. Todos estos casos, siete hombres y dos mujeres, ocurrieron durante 1973, en el mismo período histórico de la "Caravana de la Muerte", en los primeros tiempos del régimen de Pinochet.

Se trata de siete militantes del Movimiento de Liberación Nacional, uno del Partido Obrero Revolucionario y otro de filiación política no conocida. La última desaparición, una mujer de nombre Nelsa Gadea, ocurrió el 20 de diciembre de 1973.

En Valparaíso hay dos hermanos que hoy tienen más de 30 años, Anatole y Victoria Julien Grisonas. Ellos son uruguayos ("dejados en Chile", según Martínez) e hijos de un matrimonio de desaparecidos secuestrado en Argentina en setiembre de 1976. Esta familia estuvo en Automotores Orletti.

INFOGRAFIAS
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 Instauración de la nueva institucionalidad
 Pinochet en gobiernos de la Concertación
 Desafueros y Caso Riggs
 La salud, factor clave en sus juicios

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