La indiferencia con que algunos presidentes iberoamericanos
se tomaron la cumbre de Montevideo, se reflejó
en la actividad que se había programado para
las "primeras damas" visitantes. Y para muestra
basta un botón: sólo seis esposas de jerarcas
extranjeros participaron de la visita del Museo Blanes
y del almuerzo en el Hotel del Prado, los dos principales
eventos organizados para las "primeras damas".
Pero, además, la gran mayoría de las
asistentes, que fueron recibidas por María Auxiliadora
Delgado de Vázquez, estuvo compuesta por esposas
de cancilleres o vicepresidentes. Los seis países
representados fueron Brasil, Panamá, Andorra,
Portugal, Nicaragua y España. Una de las ausencias
más notorias fue la de la argentina Cristina
Fernández de Kirchner que, como su esposa, estuvo
menos de 24 horas en Montevideo.
Sin embargo, el dispositivo de seguridad fue digno
de una hermética reunión de gobernantes.
Un espeso cordón policial, con funcionarios de
los más diversos rangos, y un férreo vallado,
bordearon durante el mediodía de ayer al museo
enclavado en el Prado. El despliegue alteró la
tranquilidad habitual de las mañanas de los sábados
en el barrio. La Policía no dejó que ningún
vecino caminara por la acera del museo, aunque en algunas
ocasiones los agentes no pudieron con alguna vecina
cargada con la bolsa de las compras, que insistió
en seguir por la misma vereda.
A los periodistas que intentaban movilizarse buscando
una nota distinta y la palabra de algunas de las ilustres
visitantes, los agentes les decían que sólo
podían permanecer en la vereda opuesta y que
no podían siquiera colocar un pie en el cordón
de la acera del Museo Blanes.
Los cronistas simplemente intentaban divisar la figura
de alguna de las invitadas. La medida fue una excusa
ideal para que un notero de Caiga quien Caiga desafiara
a los oficiales. El cronista colocaba un pie en el cordón
y decía: "ilegal". Luego lo bajaba,
y decía: "legal". Así, una y
otra vez, intentando descolocar al oficial.
Para los periodistas fue totalmente imposible intentar
algún tipo de contacto con las visitantes. Fueron
excluidos de los cuatro ómnibus habilitados para
ingresar al predio del Museo. Sólo se permitió
el acceso a fotógrafos y camarógrafos,
quienes de todas formas permanecieron afuera del local
y no pudieron registrar adecuadamente a la delegación.
Uno de los ómnibus contratados para llevar reporteros
gráficos ingresó al Museo Blanes completamente
vacío. "Este viene vacío, pero igual
entra", gritó uno de los oficiales encargados
de la seguridad.
Las visitantes pudieron contemplar las colecciones
de los principales pintores uruguayos, como Juan Manuel
Blanes y Pedro Figari, y fueron agasajadas con un concierto
del cuarteto de cuerdas El Club de Tobi. Luego, partieron
a almorzar al Hotel del Prado donde finalmente pudieron
ser retratadas, posando para la "foto de familia"
que, al igual que la que se sacaron los presidentes,
tenía varias ausencias.
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