Montevideo - La XVI Cumbre Iberoamericana
concluyó con un consenso para defender los derechos
de los emigrantes, una crítica a la construcción
de un muro en la frontera entre Estados Unidos y México,
y avances en las relaciones bilaterales entre Uruguay
y Argentina, y Chile con Bolivia.
"Los debates (de los plenarios) fueron una confirmación
de que el documento (Compromiso de Montevideo) goza
del apoyo de todos los jefes de Estado", dijo el
titular de la Secretaría General Iberoamericana
(Segib), Enrique Iglesias.
En conferencia de prensa, el presidente del gobierno
español José Luis Rodríguez Zapatero,
afirmó que "el gran acuerdo que hemos conseguido
en la Cumbre sobre inmigración tiene que ver
con el reconocimiento de la legalidad, de los flujos
migratorios legales como el camino que hay que transitar".
Esto "unido a lo que representan las expectativas
de desarrollo y por tanto, los mayores esfuerzos en
educación, en salud, en empleo, que exigen muchos
países de Latinoamérica y con mucha razón",
agregó.
Rodríguez Zapatero instó luego en el
último plenario a dar "proyección
internacional" a la comunidad iberoamericana, y
a que el Sistema de Integración Centroamericano
y la Comunidad Andina de Naciones alcancen prontos acuerdos
con la Unión Europea.
Lamentó el atraso en las negociaciones Mercosur-UE,
y lanzó un llamado a alcanzar un acuerdo.
El Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo
insta a respetar los derechos humanos de los migrantes,
a no estigmatizarlos, y llama a los países de
origen, tránsito y destino a "asumir la
responsabilidad que les corresponde".
El documento, una copia del cual obtuvo la AFP, fue
aprobado el viernes a nivel de cancilleres, antes de
que se inaugurara la Cumbre.
El texto subraya "la importancia del fortalecimiento
del multilateralismo" y rechaza "toda acción
unilateral o coercitiva de efecto internacional que
atente contra el clima de diálogo y contra las
normas de respeto mutuo en materia migratoria".
No obstante, reconoce "la potestad de los Estados
de establecer controles migratorios y de permanencia
(...) bajo ciertas condiciones", al tiempo que
señala que "el racismo, la xenofobia y toda
forma de discriminación contra los migrantes
y sus familiares son incompatibles con los derechos
humanos, la democracia y el Estado de derecho".
También reconoce "la importancia de la
contribución del trabajo de los migrantes al
crecimiento de las economías de los países
de acogida y de origen", y rechaza que las remesas
sean "catalogadas como ayuda oficial al desarrollo".
Por otra parte, se rubricarán una serie de comunicados
especiales, entre ellos uno que rechaza la construcción
por parte de Estados Unidos de un muro en su frontera
con México, y otro contra el "bloqueo"
contra Cuba, en referencia al embargo impuesto por Washington
contra la isla en 1961.
En paralelo a la cumbre, Bolivia y Chile, y Argentina
y Uruguay plantearon en Montevideo sendos problemas
bilaterales.
Morales y Bachellet se reunieron para discutir sobre
el reclamo boliviano de una salida al océano
Pacífico, y luego en el plenario el jefe de Estado
boliviano propuso que la comunidad iberoamericana acompañe
las negociaciones.
Por otra parte el rey Juan Carlos de España
aceptó actuar como "facilitador" entre
Uruguay y Argentina en el conflicto por la construcción
de una planta productora de pasta de celulosa que Buenos
Aires considera como contaminante.
Tanto Buenos Aires como Montevideo aceptaron a priori
la gestión del Rey.
En tanto, la Declaración de Montevideo, el texto
final de la Cumbre, que también suscribirán
los mandatarios iberoamericanos, llama a "seguir
luchando contra la desigualdad, el hambre y la pobreza",
designa a 2007 como el año de la Alfabetización
y propone un frontal combate al terrorismo, al narcotráfico
y a la trata de personas.
El texto pone de relieve la importancia de estos objetivos
por considerar que los mencionados factores "pueden
comprometer la democracia y limitar el ejercicio efectivo
de los derechos ciudadanos", al tiempo que instaron
al diálogo de civilizaciones con el Islam.
AFP
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