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GUILLERMINA LUZURIAGA
Para comprender este exitoso presente olimpista hay que remontarse mucho tiempo atrás.
Se trata de un proceso largo de una institución que marcó un norte años atrás y ha viajado en esa dirección de forma coherente y paciente. La apuesta ha sido, a grandes rasgos, la de mantener una identidad. Con jugadores formados en su mayoría en el club, con presupuestos acordes a su realidad, sin locuras y apostando a ganador, pero sin perder de vista el objetivo institucional.
Es dentro de este contexto que se forma el equipo para esta Liga Uruguaya. En primer lugar, manteniendo al entrenador que terminó la temporada anterior, Daniel Lovera: un hombre de la casa, que tuvo mucho que ver con la proyección de un grupo de jóvenes que hoy son el presente del club. Junto a sus colaboradores, Nicolás Arregui (asistente) y Santiago Espasandín (preparador físico), iniciaron los trabajos en abril, apuntando a cambiar los magros resultados de la temporada pasada.
Se mantuvo una columna vertebral que desde hace años está definida: Mauro Tornaría, Pablo Rak y Omar Galeano; los tres "made in Olimpia". Están en una edad justa, pasaron buenas y malas juntos, y hoy parecen estar prontos para liderar a Olimpia en grandes cosas.
A este tridente se le podría agregar, perfectamente, a Reque Newsome. El popular "Q" recorre su tercera temporada en la institución, es adorado por los hinchas y conoce el club y su sentir casi tan bien como los tres anteriores. Luego se pensó en completar las fichas mayores con dos jugadores diferentes. Se "repatrió" a Pablo Clérici y se apostó por Javier "Cococho" Álvarez, de buena temporada en Sayago.
Tema recurrente ha sido encontrar un socio extranjero confiable a Newsome. Esta vez se apostaba de entrada por un nombre conocido a nivel local, Eric Freeman (jugó en 2006 en Salto Uruguay). Y el resto del plantel sería conformado por Sub 23 del club, donde surgirían valores importantes como Pablo Peralta, que iniciaría la competencia como titular.
A LA HORA DE JUGAR. Desde el comienzo el equipo mostró un patrón de juego claro: defender muy duro y bajar a los rivales en su anotación, correr el campo, y en ataque estacionado darle movilidad y aprovechar los quiebres de Tornaría, el tiro de Rak, y la intensidad de Newsome como principales armas.
Pero había un problema que no era nuevo, el segundo extranjero. Freeman no daba soluciones en ofensiva y en defensa era débil, lo cual terminó de convencer a Lovera de que era necesario un cambio. Y fue entonces que se apostó por un jugador jóven y nuevo en Uruguay, Greg Dilligard.
El interno entró bien, aportó poder de intimidación en defensa y dinámica para acompañar el ritmo pregonado por el técnico.
Así fue que Olimpia consiguió finalizar el Clasificatorio en el sexto lugar (15-11). Pero recalar en el grupo de los cinco de abajo fue clave para, con la ayuda del bolillero, reclutar otro "hijo pródigo": Sebastián Vázquez. "Nos llevamos lo que vinimos a buscar", rezaron voces olimpistas luego del Draft.
Con optimismo y esperanzas renovadas las "alas rojas" encararon la "operación Apertura". El fixture determinó que los rivales de menor puntaje vinieran primero. El equipo lo aprovechó y ganó con contundencia. Se venía lo más duro. Los copetudos amenazaban su horizonte. El enfrentamiento con Biguá marcó un tropezón mezclado con lección. Pero el equipo no se amilanó. Se reagruparon y salieron con todo en el remate del torneo.
Sin embargo surgieron obstáculos inesperados. Dilligard, que pasaba por un muy buen momento, acusó problemas personales y se fue. Redoblando esfuerzos, con un sólo importado, volvieron a vencer. Pero vendría algo peor. El cuerpo médico anunció la mala noticia: Newsome se lesionó y tendrá un tiempo largo fuera de las canchas. Por lo tanto, cuerpo técnico y dirigentes debieron tomar decisiones presurosas pero claves. Se contrató a P. J. Mills, proveniente de Chile, en principio de forma temporal y posteriormente se confirmó al interno Jeff Simpson.
Última fecha del Apertura. Enfrente un candidato al título: Malvín. La expectativa puesta en el debut de los dos foráneos. ¿Dos? Dentista de por medio, Simpson no fue autorizado a jugar. Otra vez el plantel debería mostrar su unión y fortaleza. Y así fue. Con un tan sorpresivo como destacado debut, Mills lideró un triunfazo disfrazado de presente navideño.
El 2008 terminó con Olimpia en el segundo lugar de la tabla, sólo derrotado en el Apertura por Biguá, y con la posibilidad de seguir creciendo cuando sume a Simpson.
Este equipo impulsa a su gente a creer que son capaces de más.
23 Son las victorias olimpistas sobre un total de 35 presentaciones, equivalentes al 65.7%.
Ovación digital
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