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JUEZ DE SILLA por Carlos Gallo
De los dos, el mejor es el español
Cuando todo el mundo pensaba que la semifinal española iba a ser el mejor partido del torneo, Rafa Nadal y Roger Federer nos regalaron una final de lujo, que superó en calidad al extenuante match previo entre los zurdos hispanos.
Esta vez Federer jugó como nunca contra Nadal y perdió como casi siempre, por una sencilla razón: éste tiene un plan, una estrategia para jugarle al suizo.
Es que Federer es tanto más que la mayoría de sus rivales, que juega a inspiración, sin un verdadero plan de juego, porque contra ellos no lo necesita; pero frente al español esto es decisivo.
Rafa le juega todo al revés, profundo y con mucho top, y luego lo abre sobre el drive, obligándolo a pegar su mejor golpe a la carrera, que es cuando se cometen más errores.
El de Basilea tuvo todo para ganar, pero una vez más pecó por no saber aprovechar los puntos de quiebre generados.
Así, dos sets por lado llegaron al quinto y en estas instancias, en una final de Grand Slam, todo es un tema de corazón, de alma guerrera, de estar dispuesto a luchar hasta lo último, y en eso, sin dudas, Nadal es infinitamente superior.
Es difícil ganarle 13 de 19 duelos al que todos consideran (me incluyo) el mejor tenista de la historia, pero ¿se puede ser el mejor de la historia con un récord tan negativo ante un contemporáneo? Creo que no, eso queda para los que en las difíciles dan lo mejor de sí y ganan los duelos que la historia les plantea, como el australiano Rod Laver, el sueco Bjorn Borg, o el estadounidense Pete Sampras.
Ovación digital
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