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EL ANÁLISIS por Víctor Hugo Morales
VÍCTOR HUGO MORALES
Al final de cuentas lo peor le sucedió a Racing porque a River ni siquiera le sorprendió que jugando tan mal como lo había hecho frente a Banfield le tocara caer ante San Lorenzo.
Sí, perdió feo, es cierto, pero lo peor en el deporte, como en la vida, es haber estado a punto de ganar, y eso le pasó a Racing al final de un sábado que parecía de gloria y fue de ceniza.
Todo es provisorio, todo pasa y poco queda, de una semana a la otra. Independiente que tuvo sus días más dulces después de superar a Racing, cayó en La Plata, ante Gimnasia, dando pena. ¿Y por qué habría de ser diferente si en el partido con la academia también había sido la lágrima de un diablo? Porque había ganado, ¿tan solo por eso?
La realidad es que en la pavorosa mediocridad del torneo, todo puede acontecer y cualquiera es líder y alguno tendrá que ser, cuando se caiga del almanaque la hoja de junio, el campeón.
Cada día es más trabajoso adular la vuelta olímpica. Hay un pudor, una medida de las cosas que se impone al periodismo cuando quiere ser alabancioso. Es campeón el que le toca y lo que se aprecia de semana en semana es la tómbola de una competencia cuyo atributo mejor es ser parejo. Para abajo, pero parejito.
Ovación digital
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