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ENFOQUE por Edward Piñón
España es campeón y merece las felicitaciones. Bien por ellos. Por Iniesta, por las atajadas de Casillas, por el fútbol que -al menos en varios pasajes de su gestión mundialista- lograron desplegar.
Bien por los goles de Villa, por la fuerza de "Tarzán" Puyol, por el talento de Xavi Hernández y de Xabi Alonso.
¡Viva, España! Y la confirmación de su formidable éxito deportivo, porque en la madre patria están varios de los mejores deportistas del mundo. Pero, hay que decirlo, después de ver la forma en la que se jugó la final, da más lastima que Uruguay no haya logrado entrar en ella.
Es más, aunque parezca una simple respuesta del corazón celeste, la sensación que quedó es que Uruguay hizo enormes méritos para ser finalista. No fue menos que ninguno de los otros tres semifinalistas y regaló más entereza y emociones que ellos.
Ovación digital
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