CERRO LARGO | NÉSTOR ARAÚJO
La tradicional peregrinación a la cruz del Cerro Largo -fundada hace 23 años por el padre Javier Mori- se reedita hoy como preparación para la Semana Santa con cientos de visitantes que asisten año a año a cumplir promesas y hacer peticiones.
La tradicional peregrinación a la cruz del Cerro Largo se celebra año a año en cuaresma, como preparación a la semana Santa.
En esta ocasión se conjugarán la fe, la eucaristía y un almuerzo compartido en el marco de una celebración que congrega a cientos de visitantes de las diócesis de Cerro Largo y Treinta y Tres, que llegan en excursión al pie del Cerro Largo desde diferentes parroquias y pequeñas comunidades ubicadas en sus cercanías. El deseo es que todos se encuentren en ese espacio de meditación previo a la salida.
Todo momento del recorrido es único, desde el estrecho y empinado camino hacia el cerro hasta la llegada a la cima. El trayecto es algo difícil e incluso, en algunos tramos, bastante arriesgado.
La subida entre las piedras puede ser agotadora pero es deslumbrante, rodeada de animales y con una vista del paisaje desde la cima que bien vale la pena el esfuerzo realizado.
Es un kilómetro y medio desde la ruta 8 a la cruz que demanda aproximadamente 45 minutos para llegar a la cresta del cerro donde se irá celebrando el Vía Crucis colmado de personas de diferentes edades y condiciones físicas quienes subirán la cuesta con el afán de cumplir o realizar promesas.
Enfermos, deportistas, novias, matrimonios y decenas de personas escalan solos o acompañados y dejan sus ofrendas colgadas a la cruz para agradecer o pedir por algún motivo especial.
El padre salesiano Pedro Incio señaló que la invitación está abierta para todos a las 10 de la mañana en el pie del Cerro este domingo 21, donde habrá una concentración previa a la salida del Vía Crucis.
La historia de la famosa cruz de Cerro Largo se cristalizó hace 23 años.
La idea de instalar una cruz sobre el Cerro Largo surgió del padre Javier Mori, quien fuera párroco de la Catedral y San José Obrero de Melo desde el año 1968 al 1988 y que fuera presentada ante las autoridades municipales y de la Iglesia el 15 de diciembre del año 1987; cinco meses antes de la visita de Juan Pablo II y previa autorización del Obispo de la Diócesis de Melo y Treinta y Tres Monseñor Roberto Cacarés.
El padre Javier -hoy residente en Italia- consideró oportuno que se ubicara una cruz de hierro de 9,5 metros de altura en un lugar preferencial, frente al centro poblado de Arbolito y bien en la cumbre del Cerro Largo. En 1986, el Cerro Largo -antes de levantarse la cruz- recibió la bendición del Papa Juan Pablo II en su primera visita a Uruguay. A partir de ahí, el camino al cerro se convirtió en el escenario de la recreación del camino de Jesús hacia su crucifixión.
Rodeado por las sierras, Arbolito fue además el lugar donde se enfrentaron las fuerzas revolucionarias y las del gobierno nacional en 1904, en la denominada Batalla de Arbolito. La zona funcionó también como hospital de campaña durante ese feroz enfrentamiento frente al majestuoso Cerro Largo.
En la cima se destacan con un altar de piedra, la virgen María, una gran paloma blanca llamada "Paloma de la Paz", erigida durante la administración municipal de Villanueva Saravia en 1995 y la gigantesca cruz de hierro que da la bienvenida a un lugar que parece sagrado.
"Somos objetos de una sensación de paz, sentimos que estamos en la cima del mundo", decía el padre Javier al elegir el lugar en el año 1987.
El paisaje de la zona también se modificará en poco tiempo. Debido a su ubicación estratégica, en las cercanías de la cruz será construido un importante parque eólico que servirá como fuente de energía para todo el país.
La posición y la altura del cerro fueron determinantes para que se resolviera la instalación de los molinos de viento en esa zona.
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