MATÍAS CASTRO
Ricardo Fort es uno de los mayores ejemplos de lo que en las anteriores dos columnas se venía hablando: el efecto flipper en la farándula. Es la idea de una pelota que se lanza con mucha fuerza y que en su breve pasada por la parte más alta del flipper intenta hacer la mayor cantidad de puntos que puede, hasta que cae.
El hecho de que esta semana haya salido a la luz un viejo videoclip suyo (búsquenlo en You Tube, si tienen tiempo y ganas) lo ha vuelto a poner a la vista de todo el mundo. Se trata de un videoclip que filmó hace muchos años, como un intento de impulsar su carrera como cantante. La cosa no funcionó y Fort recién logró llegar al lugar de popularidad que quería el año pasado, gracias a ShowMatch. De hecho, hoy es gracias a ese programa que sigue en un lugar alto. Digamos que su bola sigue en la parte más elevada del flipper, sumando puntos mientras rebota contra uno y otro lado.
El juego del flipper consiste en lograr que la pelota rebote contra la mayor cantidad de lugares posibles. Es una cruza de azar y cierta habilidad en el juego. En el caso de las figuras mediáticas esto implica lanzarse al medio y lograr la mayor cantidad de repercusión posible. No es sólo cuestión de pasar por ShowMatch, sino de lograr también que al día siguiente muchos programas de televisión y muchos sitios web hablen de lo que uno hizo. Fort ha logrado este efecto y con ello se ha mantenido y ha logrado generar negocios alrededor de su figura.
La aparición del viejo videoclip, supuestamente despreciado por él, no deja de ser parte de ese efecto rebote que contribuye a armar su imagen ante los espectadores. Probablemente no es exactamente lo que hoy quiere mostrar, pero es parte de lo que termina de formar el mito de Fort, o más bien la imagen que todos tienen de él. Su presencia se multiplica, especialmente en Internet, donde el video aparece en un sitio pero es replicado en muchos otros. Así, con esa repetición, se van sumando puntos en su carrera.