DANIEL ROSA
Llegaron los goles a Nacional. En un solo partido, el sábado frente a Miramar Misiones, anotó cuatro, algo que no ocurría desde el 13 de marzo cuando en Maldonado le convirtió seis a Atenas por el Clausura. Fue uno más de los que había hecho en los cuatro juegos anteriores, por lo que se destapó el cañón tricolor.
Antes del encuentro, Marcelo Palau decía que no sólo había que afinar la puntería, sino también recuperar el volumen de juego que tuvo el equipo en las primeras dos fechas. Desde ese punto de vista también fue una tarde exitosa para el tricolor, porque con la arriesgada apuesta que realizó el técnico Luis González de utilizar desde el arranque a Horacio Peralta como volante por izquierda, dándole así lugar a Diego Chaves en ofensiva, Nacional tuvo un muy buen inicio, logró más verticalidad y dinamismo y así se fue 2-0 arriba. Pero allí empezaron los problemas.
Apenas logrado el segundo gol del "Morro" llegó el descuento de Miramar Misiones y, por un largo rato -hasta que finalizó el primer tiempo-, Nacional fue el de los partidos anteriores: el rival le quitó la pelota, pasó con facilidad el mediocampo y sacó provecho por las bandas, especialmente el flanco izquierdo de la defensa tricolor.
¿Dónde estuvo el problema? En que Peralta empezó a cambiar de aire y no tuvo la misma respuesta. Durante esos minutos no llegó hasta el fondo de la cancha, como lo había hecho por ejemplo por la derecha para tirar el pase atrás y dejar de cara al gol al "Morro" en el 2-0, y por ende Nacional no tuvo profundidad. A su vez tampoco colaboró en la marca, dejando a Ernesto Goñi desprotegido, porque el doble cinco que plantea González (un volante tapón que es Palau y otro más adelantado que es Ferro) deja descubiertos los flancos. Miramar se dio cuenta de ello, cargó su juego a espaldas de Peralta y allí pasó a dominar el partido, tanto que mereció el empate.
Mejoró el panorama cuando González le dio entrada a Mathías Cabrera por Chaves, pasando Peralta a la ofensiva. Allí, con menos recorrido y enfocadas sus fuerzas en desarrollarlas en el último cuarto de cancha, nuevamente Nacional ensanchó el campo y así abrió espacios que rápidamente dieron resultado. El propio Peralta liquidó el pleito con su gol, cuando Miramar se había acercado nuevamente.
Más allá de fallas defensivas, Nacional volvió a ganar y eso es lo más trascendente, aunque también hubo una mejoría notoria en el juego y en la contundencia, lo que abre una buena perspectiva de futuro.