El fin de semana llovió en casi todo el país. El agua fue bien recibida por un campo sediento aunque las precipitaciones no alcanzaron como para compensar el déficit hídrico de los meses precios, según precisó el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre.
"No vamos a anunciar medidas, no porque haya llovido, (sino) porque aún no están definidas", aseguró Aguerre.
La semana pasada el subsecretario de esa Cartera, Daniel Garín, anunció que el gobierno estudiaba un paquete de medidas que serían anunciadas esta semana. "No hay soluciones mágicas, podemos buscar paliativos y facilitar procesos", agregó el ministro.
Para definirlos, el MGAP empezó ayer una nueva ronda de reuniones con las gremiales agropecuarias, para construir soluciones y coordinar en conjunto la emergencia.
Aguerre advirtió que las secuelas del déficit hídrico no se solucionan porque haya llovido. "La falta de crecimiento de las pasturas que se dio en octubre y noviembre, afectaron la producción de pasto para todo el año. En esos meses se produce el 65% del pasto del año". Por más que llueva, "no quiere decir que no se vean efectos de la sequía en enero, febrero o marzo". Por eso, advirtió que "no vamos a anunciar medidas hasta que no las tengamos definidas".
LLUVIAS. El sábado cayó un máximo de 58 milímetros en la localidad de Mariscala (Lavalleja). Fue el mayor registro de los recabados durante el fin de semana. El domingo nuevamente el máximo nacional se registró en ese departamento con un máximo e 50 milímetros.
El ingeniero Emilio Duarte, del Instituto Plan Agropecuario, dijo a EL PAÍS digital que en la zona de Artigas se registró un promedio de 30 milímetros. El índice aumentaba a 40 hacia la zona Oeste. "Las lluvias vinieron muy buen a los campos. Da para tirar unos 10 días más o menos", explicó.
Duarte dijo que el suelo estaba muy seco y el campo sin crecimiento alguno. "Los campos naturales no tenían crecimiento alguno, los verdeos de verano que se habían sembrado estaban quietos, sin salir, sin emerger", explicó.
Aunque la lluvia caída "mueva" el crecimiento del campo y tranquilice "un poco" al riego de arroz en chacras donde ya se estaba regando, Duarte dijo que no se debe olvidar que se está en verano y si en unos diez días no se registra otra caída considerable de agua los campos comenzarán a secarse nuevamente. "La lluvia da unos días de alivio porque algún crecimiento habrá. En caso contrario los campos se trancan", opinó.
El ingeniero consultado explicó que los días que transcurren sin humedad son días en que el pasto (el mayor alimento para la ganadería) no crece. "Si la seca es de muchos días comienzan a perderse especies de campo natural, comienzan a morir pastos y plantas", afirmó Duarte.
Sin bien el forraje para ganado (sorgo y pasturas) son resistentes al calor, Duarte destacó que "como ya venimos con secas seguidas e intensas, al campo le cuesta más volver a su estado natural" lo que al mediano plazo afecta el desarrollo de los cultivos, inclusive los más fuertes.