La historia se merece un límite

Ahí anda la Confederación Sudamericana de Fútbol, deshojando la margarita como el muchacho de barrio que se le declaró a la botija de la esquina y ella quedó en contestarle.

Con todo respeto, pues la incertidumbre sobre cuál será el segundo país invitado -el primero es México- que jugará la Copa América se origina en la tragedia que vive Japón: no es serio que el cupo se tenga que andar ofreciendo, y casi hasta rogando para que sea llenado.

Ya debería ser suficiente con que los mexicanos, al jugar casi al mismo tiempo la Copa de Oro en Miami, vengan a la Argentina con una selección "de cuarta", porque hoy la mayor azteca es "de tercera", como se vio en el Mundial de Sudáfrica.

Hay que ser realistas: la plata manda. Por eso participa México, y por eso Japón y, en su defecto, Costa Rica o España, poderosos mercados televisivos, son los sustitutos en danza; pero todo tiene un límite, que aquí lo marca la historia del fútbol sudamericano. Aunque, qué se puede decir, ¡si el Giro de Italia se larga este año desde Dinamarca!

¿Y vos qué decís?

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