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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
Carrasco dijo hasta pronto
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Quien conozca a Juan Ramón Carrasco sabe muy bien que en Nacional estaba viviendo el sueño de su vida. Que dirigir al club de sus amores era más que un proyecto profesional. Ser técnico de Nacional era su obsesión. Su deseo de corazón.
Juan no exageró ni una sola palabra el día que la directiva tricolor optó por darle el cargo que añoraba. Aquella noche, en la sede de la avenida 8 de Octubre, dijo: "es un contrato para toda la vida". Así lo sentía.
Estaba ilusionado con transformarse en el Alex Ferguson del fútbol uruguayo y quedarse a vivir en Los Céspedes para poder ofrendarle a los hinchas muchas conquistas.
No pudo ser. Y este proyecto se le vino abajo por diversas razones, muchas de las cuales fueron responsabilidad del propio conductor. Si al final, Juan Ramón terminó olvidándose de "JR" y se arrimó mucho más al que le pedían que fuera.
Además, el fabuloso fútbol ofensivo que supo mostrar en otros equipos no apareció en Nacional.
Con todo, por la manera en la que se despidió, campeón y con un enorme respeto, abrió las puertas para volver. Y volverá.
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