Empieza la Copa, vuelve la Celeste

Empieza la Copa América y otra vez la Celeste comenzará a detener los corazones de los uruguayos. A erizar la piel. A entusiasmar. Enojar. Alegrar. Empieza la Copa y vuelven las ilusiones de ver a Diego Lugano levantando el trofeo. Regresan las ganas de gritar los goles de Forlán. De Cavani. De Suárez. Retornan las ganas de ver a los chicos copando las calles con los colores más hermosos del mundo.

La selección vuelve al ruedo, otra vez estaremos todos unidos. Y ahora más que nunca, porque estos muchachos ya demostraron que dan todo y un poco más por la camiseta.

Empieza la Copa América y como se juega en Argentina hay recuerdos que afloran con una fuerza fantástica. ¿Cómo olvidarse de aquel gol de Antonio Alzamendi contra la Argentina campeona del mundo? ¿Cómo no evocar la cacería de los chilenos contra Enzo Francescoli?

Vuelve Uruguay. Nuestro Uruguay. El que en Sudáfrica recuperó la llama del eterno fuego oriental. Ese Uruguay que no tiene problemas de plantarse ante el más encumbrado para demostrar que con un equipo fuerte desde lo anímico, solidario en el esfuerzo y agresivo en el ataque se pueden conseguir objetivos que parecían haber quedado guardaditos en el baúl del glorioso pasado.

Atrás de esta Celeste maravillosa, que consiguió recuperar la mística, van marchando todos los uruguayos. Como los de Colonia y de Rivera, que ya recibieron el cariño de Godín, de Muslera, del "Ruso", del "Cacha". Atrás de esta selección marchan los uruguayos que están por todas partes. Vuelve la Celeste. La tuya. La mía. Regresa la sangre charrúa. ¡Qué alegría!