Una mínima diferencia de dos grandes

Los All Blacks lograron un triunfo inobjetable, levantaron la Copa del Mundo por segunda vez en 24 años, pero la sufrieron hasta el último segundo.

Fue el premio de no cometer errores, atender con dedicación, automatismo y mucha concentración, a los pequeños detalles que hacen el todo en el rugby.

El try neocelandés fue una jugada de pizarrón que dio resultado, pero no lograron concretar ni una más a lo largo de los 80` de juego.

El nuevo campeón sacó a relucir todo lo que tiene física y técnicamente, pero le quedó en el debe la creatividad personal que marcara una diferencia.

En contraposición a lo dicho, Francia fue disciplina y creatividad con dominio de campo y posesión de pelota que exigió al rival 111 tackles para frenarlos. Aplicaron movimientos laterales que pusieron nerviosos y desparramaron las marcas de los Negros, al utilizar espacios increíblemente pequeños para generar juego.

Francia cometió pequeños errores que le impidieron un triunfo, pero armaron jugadas y tuvieron tres opciones de try de las cuales concretaron solo una con la apoyada por Thierry Dusatoir, su capitán y mejor jugador del partido.

Se vivió una final a puro rugby, un espectáculo diferente que nos dejó con ganas de seguir disfrutándolo y donde el juez siempre tuvo razón.