Ahora no se puede jugar al distraído

Pasó, ya está. Sumar uno de seis es poco y marca la historia de las Eliminatorias. Es auténtico, real, los números están sobre la tabla de posiciones y no se pueden borrar.

Se dieron las circunstancias menos esperadas que pueden aparecer en los partidos y después son difíciles de levantar. Un gol de entrada en el horno de Barranquilla y un penal en contra, luego de tener que asumir el reto de olvidar la goleada sufrida días antes, condicionan. O, mejor dicho, condenan.

Pero ni ahí con la onda del pesimismo, ni ahí con la historia de creer que hay que bajar la cortina. Eso sí, lo peor que puede pasar es quedarse clavado en la confianza que nace solo del pasado. Para que lo bueno que se hizo se extienda hacia el futuro no se puede jugar al distraído.

Acá hay señales que están llegando de manera clara y para no quedar empantanado se depende del análisis que haga el técnico Óscar Tabárez.

Se nota que no fue un simple incidente, que hay una tendencia y las resoluciones que se puedan adoptar no significan definitivas. Para ser más preciso: cambiar a alguno no es borrarlo para siempre del mapa.

¿Y vos qué decís?

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