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DIEGO PÉREZ
"No más violencia en las canchas, sí alentar al equipo". El mensaje partió desde el centro del segundo anillo de la tribuna Ámsterdam, ese lugar que los hinchas de Nacional dejaron vacío hasta los 15 minutos del segundo tiempo; ese lugar del que suelen partir otro tipo de mensajes, como los que se escucharon a partir de ese minuto 60 de partido y que no van a desaparecer de un día para otro.
Pero esa bandera que llamó la atención en el Centenario es una señal. Al menos parece serlo. El fútbol volvió y con normalidad, como se debe.
Antes del pitazo inicial del árbitro Martín Vázquez, las miradas estaban puestas sobre el operativo de seguridad. No era un partido de riesgo -en la Colombes había no más de 40 hinchas de Villa Española- pero era el primero tras la suspensión del fútbol uruguayo por culpa de los violentos.
Un extenso vallado marcaba el camino hasta los portones de acceso a la Ámsterdam. Algunos hinchas pasaron por dos "cacheos" policiales en menos de diez metros. Nadie se salvó. "Está bien, es razonable", dijo un hincha tricolor de 25 años mientras acomodaba la ropa, las llaves y todo lo que llevaba en la mochila con la que, minutos después del partido, volvería al interior del país.
Lo único que rompió la normalidad de la previa fue una butaca que cayó desde lo alto de la tribuna hacia afuera del estadio, cerca de dos policías que iban caminando. Los oficiales se detuvieron, miraron hacia arriba y pronto recuperaron la marcha. Quedó en eso.
Un oficial de la Policía miraba a los ojos a los hinchas mientras eran "cacheados" y si lo creía conveniente apelaba al espirómetro. A quienes llegaban con lentes de sol, se les pedía que se lo levantaran. Sólo un hincha no ingresó en el estadio como resultado del control de espirometría. Iban más de 10 minutos de partido. Sopló una vez, pero muy débil. El oficial le volvió a explicar el procedimiento y acató. El resultado fue positivo, se lo invitó a retirarse y el hincha, otra vez, acató. No le valió la excusa de venir de un cumpleaños y se fue casi sin chistar. "Es lo que corresponde y es lo que le conviene: irse calladito", afirmó el policía.
La hora de comienzo del partido -19.10- más el estricto control al ingresar, provocó que hasta los 15 minutos de juego, siguieran ingresando hinchas.
Nadie pareció molestarse. Ni siquiera un joven al que no le permitieron el ingreso con un desodorante. "Vengo de trabajar", explicó, pero igual había que dejarlo. "¡Dale, perdelo!", le gritó su compañero a metros del portón de entrada cuando iban más de 10 minutos del partido. "No, lo compré ayer", le respondió su amigo, que decidió ir contra la corriente de hinchas a esconderlo tras un árbol.
El fútbol uruguayo volvió y por las próximas horas se hablará de eso: de fútbol. Que Nacional recuperó la punta. Que viene el clásico.
Los hinchas de Nacional ya lo palpitan. Ayer estuvieron una hora prácticamente sin cantar. Hubo gritos, festejos, pero poco canto y un gran espacio vacío. Hasta el minuto 60. Los referentes dieron la orden y aquel cartel de no a la violencia desapareció. El centro de la tribuna se pobló y resurgieron los violentos cánticos de siempre. "Haz lo que escribo y no lo que canto", sería un buen mensaje para la próxima bandera.
Si bien no era un partido de riesgo, fue evidente una gran presencia policial en los alrededores del estadio. Además, se colocó un extenso vallado que conducía a los hinchas desde la calle hasta los portones de ingreso en la tribuna.
Hasta el minuto 60, un gran espacio vació fue dejado por los hinchas de Nacional en el centro de la tribuna Ámsterdam. Y se desplegó una bandera con un claro mensaje: "NO más `violencia` en las canchas SÍ alentar al equipo". El cartel llamó la atención de los presentes en el Centenario.
Muchos hinchas de Nacional se sometieron al control de espirometría antes de ingresar al estadio. Es una de las nuevas medidas de seguridad. La Policía puede prohibirle el ingreso a perdonas que evidencien ingesta de alcohol.
Enmarcado en las nuevas medidas de seguridad, apareció el control policial con detector de metales en la entrada a la tribuna. Además del normal "cacheo", varios hinchas tricolores fueron sometidos a este tipo de control.
En la entrada al estadio hubo un estricto control policial. Los hinchas debieron abrir banderas, bolsos y mochilas. Algunos fueron "cacheados" dos veces en menos de diez metros. Pero nadie se quejó. "Es razonable", dijeron.
La hinchada de Nacional tuvo un partido muy especial. Tras guardar la bandera en contra de la violencia, comenzaron los cánticos de siempre a favor de los tricolores y en contra del tradicional rival, Peñarol. Pera esta vez no se olvidaron de los temas del momento en el fútbol uruguayo. Primero entonaron "¡Oh... vamos Navascués!", en referencia al pedido de renuncia que ejerció Peñarol sobre el Secretario Ejecutivo de la AUF. Y después llegó el "¡No se va... Damiani no se va!", aludiendo a la victoria electoral de Juan Pedro en filas aurinegras.
Ovación digital
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