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EL ANÁLISIS por Víctor Hugo Morales
VÍCTOR H. MORALES
Quedaron sospechas, como siempre, en un fútbol cuya atmósfera lleva olor a Grondona y la TV.
Los intereses y la impunidad de quienes guían y lucran con la actividad fueron indiferentes a la necesidad de darle transparencia a un simple sorteo, y los arbitrajes inyectaron mayor descreimiento todavía. Que Boca jugase si o si el sábado, idea de la tele, que San Lorenzo aceptara dar la ventaja de jugar tres partidos en seis días, los penales en San Lorenzo-Tigre, que empezaron a resolver la serie final que tenía a la diferencia de goles como sostén final para decretar al campeón. Pero eso es de rutina, y San Lorenzo no supo manejar sus sospechas y terminó enloqueciendo frente a Boca.
Parecía escrito que San Lorenzo colaboraba otra vez. ¿Acaso no había desperdiciado una enorme ventaja de 11 puntos sobre Boca en un torneo de apenas 19 fechas? Y eso no sucedió por Grondona, la tele o los jueces.
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Al cabo del 2008, el balance, aprobable en varios aspectos, dejó a los amantes del fútbol, tanto de River como de Boca, más aún a los de River que vencieron en el primer tramo del año, sin mucho margen para golpearse el pecho. Ni el mejor equipo del país, es decir Boca, fue un gran campeón.
Ovación digital
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