Cayó la bolilla que faltaba (Parte I)

"LALO" FERNÁNDEZ

Algún día tenía que pasar. Y pasó. Le tocó el turno a Nacional, pero mañana puede ser otro. La "pesada" se enojó y protagonizó un vergonzoso espectáculo en plena ruta de Colonia, a la vuelta de un partido amistoso disputado en Nueva Helvecia.

Según parece fue por "la falta de apoyo" de los directivos, los que no hicieron otra cosa que cumplir con el protocolo firmado ante las autoridades competentes para que volviera el fútbol.

Ni cohetes ni entradas ni luces de colores, cosa que no cumplieron los del rival eterno quienes, además -Nacional lo denuncia- ni siquiera se pusieron la ya famosa camiseta con la inscripción "no a la violencia" en oportunidad del clásico del Apertura.

Pero el tema de las tristemente famosas "barras bravas" porteñas fue creciendo en nuestro país con el beneplácito de algunos que les ensalzaban para obtener réditos en sus profesiones y la anuencia de algunos dirigentes a veces obligados y otras no tanto. Y el ser "barra" se transformó casi en una profesión, la que como tal implicaba cuidado de espaldas de algunos directivos y de los jugadores, sobre todo afuera del país, creación de grupos de choque y supuesto aliento al equipo al compás de los más groseros insultos durante toda la tarde, lo que ante el primer resultado adverso se transformaban en amenazas de grueso calibre hacia los protagonistas.

Y la ola creció y llegaron los muertos y el miedo de muchos a los que le quitaron la fiesta del sábado o el domingo y aparecieron los becarios y los "distintos" y los jefe de barra, los que nunca se supo si llegaron al cargo por votación secreta o por mayor caudal de piñas lanzadas. (Fin de la primera parte).