Baile del verano con samba

N acional y Peñarol pasaron los calores más grandes de la temporada. Sendas palizas al compás de un samba enredo al que nunca pudieron cambiarle el paso.

Un reverendo papelón frente a dos equipos brasileños que se florearon haciéndoles ocho goles, (cuatro a cada uno) y perdiendo por indiferencia otros tantos. A qué jugaron Peñarol y Nacional será una interrogante difícil de resolver.

La presentación de los equipos brasileños dejó claramente expuesto que no se puede jugarles de tú a tú, abiertos y con líneas demasiado separadas incluidas las distancias entre cada uno de sus jugadores. Uruguay contra los brasileños ha jugado esperando en zona sobre los tres cuartos de cancha dejando tocar la pelota pero evitando las paredes, las invasiones por afuera o los terribles buscapié al medio del área pequeña.

Defensas sólidas y bien paradas para hacerse de la pelota y atacar luego rápido aprovechando la parte floja de un fútbol formidable: su defensa. Pararse como lo hicieron los equipos uruguayos frente a Mineiro y Cruceiro es suicidarse. Y si se aduce que la causa fue la falta de fútbol pues cambien los calendarios o no jueguen en enero, pero no seamos más el hazme reír de la tele audiencia brasileña.

¿Y vos qué decís?

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