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Peñarol necesita un milagro y cinco goles de diferencia para seguirHoy, Misión Imposible 4
Ni Martin Landau, el actor de las mil caras en la inolvidable serie Misión Imposible de los `60, ni el Tom Cruise contemporáneo, verían con buenos ojos el desafío de esta noche.
Remontar un 0-4 sería una hazaña, un verdadero milagro para este Peñarol que llega golpeado (y castigado) en todo el cuerpo.
Porque más allá de lo que pueda dar o no el equipo aurinegro, está lo que da el conjunto colombiano. Ya mostró sus armas. Es una escuadra veloz, con dinámica, con fútbol explosivo de mitad de cancha hacia arriba y con una contundencia envidiable en ofensiva, fundamentalmente, en jugadas de pelota quieta.
Peñarol tendría que sufrir una metamorfosis en todas sus líneas y encontrar un rendimiento supremo en tan solo siete días y el Medellín tendría que padecer amnesia futbolística total para ambientar una reacción del aurinegro en el Estadio Centenario.
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"Es difícil pero no hay nada imposible", dijo un optimista Julio Ribas en Los Aromos.
Y es cierto, no hay nada imposible en fútbol, pero la diferencia que logró Independiente Medellín en su casa parece ser inalcanzable para un Peñarol que está en pleno proceso de recambio y que aún sangra por las heridas propias y ajenas.
Esos cuatro goles de diferencia pesan una tonelada. Son una brecha demasiado ancha como para apostar a una reacción que le permita llegar, aunque más no sea, a una definición por penales.
"La idea es mantener el mismo equipo, no vamos a renunciar a nuestra esencia", dijo el técnico colombiano Santiago Escobar.
Y es verdad. Los equipos cafeteros no cambian su forma de jugar ni de sentir. Podrán recostarse un poco más atrás en el campo de juego, podrán especular, pero nunca renuncian a su fútbol, al buen trato de pelota y a su ambición ofensiva.
Además, el partido se les presenta ideal. Con Peñarol tirado hacia su arco, habrá espacios, mucho terreno para jugar y correr.
Samuel Vanegas, uno de los pilares en la defensa del conjunto de Medellín, confía plenamente en sus armas. "Volveremos a hacer las cosas bien. No tengo dudas, tengo mucha confianza en el equipo", recalcó a Ovación.
Esa es la consigna. Repetir lo hecho en Colombia. O por lo menos, intentarlo, tratar de llegar al arco rival y de sorprender porque con un gol de visitante, el pasaporte a la fase de grupos estará definitivamente sellado.
Es lo que tiene la Copa Santander Libertadores. Y más en estos duelos de ida y vuelta. El que saca la mayor ventaja, da un paso gigante hacia la clasificación. El secreto es conservar esa diferencia, mantenerla.
Peñarol llegó y se encerró en Los Aromos. Allí montó su vigilia de cara al partido de esta noche.
El aurinegro intentará cambiar la pisada, buscará dar vuelta la historia por más difícil que aparezca en lo previo.
Habrá que ver qué es lo que plantea Julio Ribas. Qué variantes introduce en el equipo y qué respuesta tendrá de los futbolistas en el campo de juego.
En el encuentro de ida, las pelotas quietas eran una obsesión y su equipo terminó perdiendo por 4 goles que nacieron de jugadas ya estudiadas.
Independiente Medellín también llegó y concentró a la espera del duelo definitorio.
Conoce al rival, sabe que no será el mismo que jugó en Colombia, pero confía en sus fuerzas.
Su entrenador no cambiará la oncena. Quizás ubique a sus hombres con otro esquema táctico (no con línea de tres) y sea menos ofensivo que en Medellín, pero no dejará pasar la oportunidad de atacar a una defensa que dio muchas facilidades.
Partidos son partidos. El de esta noche parece ser la crónica de una muerte anunciada pero, como dice Ribas, "es difícil pero no hay nada imposible".
A Peñarol le quedan 90 minutos de ilusión, aunque muchos esperan el estreno de Misión Imposible 4. Sin Tom Cruise, claro.
Peñarol disputó 118 partidos en el Estadio Centenario ante equipos extranjeros a lo largo de su participación en la Copa Libertadores de América. De esos compromisos, el equipo aurinegro ganó 76, empató 22 y perdió 20. Convirtió 254 goles y recibió 99. El conjunto mirasol logró 250 puntos sobre 354 posibles, el 71% de los que disputó. La última victoria fue ante LDU de Quito en 2005: 4 a 1.
El historial aurinegro frente a equipos colombianos es bastante pareja en Copa Libertadores de América. Peñarol, hasta ahora, disputó nueve encuentros en el Estadio Centenario de los cuales ganó cinco, obtuvo un empate y sufrió tres derrotas. El conjunto aurinegro anotó 15 goles y recibió 14. Peñarol sumó 16 puntos sobre 27 posibles, el 59% de los que disputó como local en Montevideo.
Peñarol depende, en gran medida, de lo que pueda dar Antonio Pacheco en la generación de fútbol. El buen manejo de pelota y la precisión de sus pases pueden ser claves.
Fue la gran pesadilla del fondo aurinegro en el partido de Medellín. Anotó tres de los cuatro goles y fue permanente azote. Figura indiscutida de los colombianos. Cuidado.
Ovación digital
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