"¡Por la noche no le ganan a nadie!"

Silvia Pérez

"¡Jugadoreeees, la c..... de la madreee, por culpa de la nocheeee, no le ganan a nadieeee!". Con ese cántico resonando en sus oídos y con las piedras que rebotaban en el ómnibus que los llevaba nuevamente a Los Aromos, se fueron los jugadores de Peñarol del estadio Centenario.

Atrás había quedado el sueño de la Copa Santander Libertadores. Un sueño que duró muy poco.

Todo comenzó de manera muy diferente. Una vez más la hinchada aurinegra, fiel y seguidora como pocas, concurrió en buen número a alentar al equipo a pesar de los cuatro goles en contra que debían remontar para poder clasificar.

La tribuna Amsterdam estaba casi repleta y en la Olímpica había un buen número de parciales. Unas 22.000 personas se vistieron con los colores de su alma y se fueron al Estadio a esperar un milagro. Un milagro que los más veteranos ya habían vivido y que por ende creían que podía volver a darse.

El recibimiento que los" manyas" le brindaron a su equipo fue impresionante. Los fuegos artificiales no terminaban nunca de iluminar el cielo. Parecía que Peñarol estuviera jugando instancias mucho más importantes en la Copa Santander Libertadores y como si no tuviera la necesidad de hacer ni más ni menos que cinco goles para seguir en el máximo torneo continental.

Los futbolistas, por su parte aparecieron con dos pancartas de apoyo a Fernando Morena y a su hija Carolina, que lucha por su vida tras sufrir un grave accidente. Las pancartas de apoyo al ídolo estaban firmadas por la directiva y la hinchada de Peñarol. Fue un momento muy emocionante para todos.

"¡Esta noche, cueste lo que cuente, tenemos que ganaaar!", comenzó a cantar la hinchada. Y daba la impresión que más que nunca esos versos tenían mucho que ver con la realidad del partido.

"¡Y dale alegría, alegría a mi corazóoooon! ¡Ya veraaaán, la Copa Libertadores vamo a ganaaar!", pedían los hinchas. El apoyo de la tribuna crecía cada vez más y emocionaba hasta las lágrimas.

En eso apareció la gallina. Aquella que se hizo famosa en el clásico del pasado torneo Clausura. La que tiene el escudo del clásico adversario. Los manyas comenzaron a pasárselas unos a los otros y el enorme armatoste recorrió la Amsterdam.

No parecía la mejor de las ideas en estos tiempos de tanta violencia, y la pregunta flotó en el aire. ¿Cómo volvieron a entrarla? La tarea no debió ser muy sencilla, sobre todo teniendo en cuenta que hasta los fotógrafos deben sacar todos sus lentes y demás herramientas de trabajo para mostrarle los bolsos a los policías.

Daba la impresión que la hinchada de Peñarol necesitaba con desesperación algo que le diera alegría a su corazón. Que le recordara buenos momentos y apelaron a la gallina. Pero esos minutos de alegría duraron muy poco. Se terminaron los primeros 45, Peñarol no logró anotar, la gallina desapareció y los hinchas reclamaron "¡un poquito más de huevoooo!".

La paciencia de los "manyas" se fue extinguiendo con el paso de los minutos y las atajadas del arquero colombiano Aldo Bobadilla.

Al final, lanzaron al aire los fuegos artificiales que habían reservado y mientras Ribas reunía a sus jugadores en un círculo en la cancha, los silbidos ensordecieron al noche. "¡Que se vayan todos, que no quede, ni uno soloooo!", cantaron. La mayoría se fue cabizbaja de vuelta a casa; los menos se quedaron para recordarle a los jugadores que la noche es incompatible con el triunfo.

Ribas: "No podemos llorar como mujeres"

Carlos Montaño

Julio Ribas se notó sereno pese a la tensión que había en el entorno de los aurinegros. "levanten la cabeza", Le dijo el dt a los jugadores cuando se dirigían al camarín. "un jugador de peñarol no puede agachar la cabeza".

"Lo definitorio fue el partido de visitante donde nos anotaron cuatro goles de pelota quieta", enfatizó el entrenador. "Hoy (anoche) el rival manejó los tiempos y yo estoy orgulloso de la entrega de los jugadores. Faltó el gol. Cambió sustancialmente el rendimiento del equipo Eso es muy bueno. La historia de la Copa Libertadores lamentablemente no se cambia hasta que no seamos campeones uruguayos nuevamente y clasifiquemos a la próxima edición de la copa. Ese es un dolor que lo vamos a tener en el alma todo el año. Perdimos unos de los sueños más divinos que puede tener el pueblo de Peñarol, pero con todo respeto, indudablemente no podemos quedarnos llorando como mujeres. Esto sabemos y fue lógico que nos chiflaran los hinchas. Restan seis meses para poder escribir una página muy digna. Hay muchas cosas malas hoy. Lucharemos para modificarlas. Más allá que suene a poco, los jugadores demostraron que hay fuego para salir adelante. Hay que mejorar en muchos aspectos", concluyó el técnico.

"Me quisieron achicar diciendo que estaba ante un grande de América"

Mesurado festejo hubo en el vestuario del Independiente Medellín.

Santiago Escobar, técnico del equipo colombiano, ya tiene en su poder videos de partidos disputados por Defensor Sporting: "Estoy tranquilo. Logramos el primer paso y nos ganamos el respeto a nivel internacional".

Jackson Martínez que fue el verdugo de los aurinegros en el estadio Atanasio Girardot anotando tres goles, respondió con ironía a lo que le dijeron algunos futbolistas de Peñarol adentro de la cancha "Me quisieron achicar diciéndome que estábamos jugando ante un grande de América. Yo sonreí y les dije: `Ya lo veo, juegan bárbaro`. La verdad es que la prepotencia no conduce a nada. Lo que no pueden hacer con los pies lo intentan realizar con la boca. Controlamos el partido y eso los puso de mal humor".

Asimismo, trascendió que la llama se avivó insólitamente durante el vuelo que ambos equipos compartieron de Medellín a Montevideo. Ahí hubo roces fuertes entre jugadores de uno y otro equipo. El profesor Leonel Alvarez se vio obligado a mediar. De lo contrario podría haberse suscitado un mayúsculo papelón.