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Encuesta. La vida, la familia y el trabajo en el primero de cuatro capítulos
El 74% de los uruguayos está muy satisfecho con su vida
Aunque la amplia mayoría justifica el divorcio, 71% no cree que el matrimonio sea "anticuado"

¿Qué opinan los uruguayos sobre la vida, la familia y el trabajo, y cuánto cambiaron de 1996 a 2006? La primera entrega de una encuesta nacional con proyección global, trata estos y otros temas.

La Encuesta Mundial de Valores se realiza desde los años 70 en más de 60 países. Liderada por el politólogo Ronald Inglehart de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, la ambiciosa investigación intenta explicar cómo cambian las creencias de las sociedades en el mundo a lo largo de la historia.

La libertad, la autorrealización y el cuidado del medio ambiente son valores típicos de las sociedades que Inglehart denomina "postmaterialistas". Sin la preocupación agobiante del desarrollo económico, los individuos comienzan a priorizar la satisfacción personal. El objetivo ya no es sobrevivir, sino vivir bien.

Para Uruguay "fue una década rara", afirmó Ignacio Zuasnabar de Equipos Mori, encuestadora que estuvo encargada de la investigación en el país.

"Era razonable pensar que después de 2002 hubiera un retroceso hacia valores más materialistas. Pero la investigación demuestra lo contrario: Uruguay acompaña la tendencia internacional hacia un mundo más próspero. También hay que pensar que el país vivió años de fuerte crecimiento económico antes y después de la crisis".

Por otra parte, Inglehart sostiene que el cambio de valores global se ve en un segundo indicador: el abandono de aquellos más tradicionales, ligados a instituciones como el Estado o la Iglesia, y el pasaje a valores racionales.

A pesar de la temprana modernización que introdujo el Batllismo (secularización del Estado, expansión de los derechos civiles, educación afrancesada), en los últimos diez años "Uruguay presenta un movimiento hacia una mayor tradicionalización, aunque leve y selectiva", afirma la encuesta.

Esta selectividad consiste en que sólo aumentaron los valores vinculados a la autoridad y obediencia, y algunos de los de religiosidad. La inseguridad y la crisis económica contribuyeron, respectivamente.

Vida y familia . Se dice que los uruguayos son grises. Sin embargo, tras las entrevistas surgió que el 74% se considera muy o completamente satisfecho con su vida. En todo caso, el tono plomizo de los orientales sería una opción: el 76% siente mucha o bastante libertad para elegir y controlar su vida. En 1996 era el 59%.

Lo que sí confirmó la encuesta fue la cautela. Mientras el 14% se situó en el extremo "uno debe ser cuidadoso al realizar cambios mayores", sólo el 4% afirmó que "uno nunca logrará mucho en la vida a menos que actúe intrépidamente".

En Chile, por ejemplo, estos mismos valores se corresponden con el 4% y el 28%.

La familia sigue siendo un valor relevante, ya que el 85% opinó que sería bueno que la familia pasara a tener mayor importancia. Diez años antes, esta cifra alcanzaba el 91%.

Si bien la encuesta no define "familia", ciertas preguntas dan a entender la concepción que subyace en el país.

"Si alguien dice que un niño necesita de un hogar con padre y madre para que pueda crecer feliz. ¿Usted tendería a estar de acuerdo o en desacuerdo?", preguntaban los investigadores. El 78% dijo que sí. "¿El matrimonio es una institución anticuada?", inquirían a continuación. El 71% respondió que no.

La excepción a esta tendencia refiere a madres solteras: 65% de los encuestados aprueba, 18% desaprueba, el 12% dijo que depende y 5% no sabe.

Sobre los niños, se preguntó por cualidades a alentar: independencia, trabajo duro, responsabilidad, tolerancia, imaginación, ahorro, perseverancia, fe, no ser egoísta y obediencia. La tolerancia fue la más puntuada en 2006 con el 82% .

Los cambios en la valoración subjetiva: tema generacional

En un período de 10 años la valoración subjetiva puede modificarse. Para explicar estas modificaciones existen dos teorías. La hipótesis "de la escasez" indica que se le da "mayor valor subjetivo a las cosas de las que existe una oferta escasa". La hipótesis "de la socialización" sostiene que el cambio de valores se produce gradualmente y que ocurre, en buena medida, cuando una generación joven sustituye a otra vieja y forma la población adulta de una sociedad.

Por ejemplo, los encuestados respondieron a preguntas referidas a "cambios en nuestra forma de vida que se darán en un futuro cercano". Las personas debían responder si les parecía bueno, irrelevante o malo que haya "mayor respeto de la autoridad".

En 1996, el 44% de las personas de entre 20 y 29 años contestaron que es bueno, el 35% irrelevante y 20% malo. En el año 2006, entre los individuos del mismo rango de edad, el 63% contestó que es bueno que en el futuro se respete más la autoridad, 29% señaló que es irrelevante y sólo 8% que es algo malo. Las respuestas se parecen a las de la generación veinteañera en 1996 y treintañera en 2006: 65% bueno, 22% irrelevante y 12% malo. Afiliándose a la hipótesis de la "escasez" (de seguridad en este caso) se puede interpretar estos resultados.

Por otra parte, el "orgullo de ser uruguayo" parece crecer con la edad. En 2006, los jóvenes de 18 a 30 años obtuvieron el menor porcentaje como "muy orgullosos": 70%. Y a pesar de que en casi todos los demás grupos de edad creció el orgullo (de 61% a 72% en un caso, de 69% a 77% en otro) los totales se mantuvieron casi iguales entre 1996 (75%) y 2006 (76%).

Más trabajo que tiempo de recreación, pero por opción

"Lo que hace que la vida valga la pena es el trabajo y no el tiempo libre", fue la opción que el 51% de los encuestados prefirió, mientras que el 11% votó lo inverso. Tan sólo 10 años antes las cifras habían sido el 33% contra el 17% respectivamente.

Aunque suene alocado, otras preguntas confirman esta tendencia obsesiva de los uruguayos hacia el trabajo. El 53% está de acuerdo o muy de acuerdo con la frase: "El trabajo me gusta tanto que frecuentemente me quedo despierto hasta tarde para terminarlo". Y el 89% con la sentencia "casi siempre continúo trabajando en una tarea hasta que me siento satisfecho con el resultado".

Los aspectos importantes al buscar trabajo variaron. En 1996 predominaba "un buen ingreso" con el 48%, pero en 2006 la seguridad superó el salario. En Chile, por ejemplo, estas dos opciones tienen un punto porcentual más (27%) que "trabajar con personas agradables" (26%).

No obstante, en Uruguay sólo el 12% cree con seguridad que "el trabajo duro por lo general trae consigo una vida mejor". Por el contrario, el 10% está convencido de que "no trae consigo el éxito y depende más de la suerte y de los contactos". Entre medio hay tres matices que varían entre el 23 %, 28% y 21%.

Un dato llamativo sobre el trabajo data de la afirmación: "Cuando hay escasez de trabajo, los patrones deben darle prioridad a los uruguayos sobre los extranjeros". Aunque cabría esperar que tras la crisis la gente de acuerdo aumentara, la reacción fue la opuesta. Cuando en 1996 un 82% decía que sí y el 1% que no, en 2006 las cifras eran del 70% y 20%.

Uruguay, Chile y Argentina

Los amigos no son tan valorados por los chilenos como por los uruguayos y argentinos. El 29% de los trasandinos eligió "no muy importante" para definir a sus amistades, el 24% "muy importante" y 38% "bastante importante". El 52% de los uruguayos contestó que son muy importantes y 33% bastante, al tiempo que los argentinos son los campeones de la amistad en el barrio: 59% muy importantes y 27% bastante importantes.

En Uruguay una de las respuestas que más varió en 10 años es: "¿Una mujer necesita tener niños para estar realizada?" En 1996, 55% de las personas decía que sí y en 2006 sólo 37%. Tanto en Argentina como en Chile, el 29% de las personas está de acuerdo con la realización filial.

Para más de ocho de cada 10 uruguayos, alentar la fe religiosa en un niño no es una de las cinco cosas más importantes para su formación: este concepto apenas si cambió en una década. Lo menciona como importante el 17% de los encuestados en 1996, y el 18% en 2006. En Argentina es un valor mucho más mencionado (24%) pero en Chile es un concepto mucho más extendido aún: 38%.

En otro de los ítems acerca de las "cualidades a alentar en un niño" se registra una diferencia llamativa. Sólo el 9% de los argentinos mencionó que es importante inculcar a los chicos que no sean egoístas. Entre los chilenos es el 33% y los uruguayos, generosos, alcanzan el 61%.

Otro cambio registrado en Uruguay entre 1996 y 2006 es la aceptación o no del divorcio. Mientras que hace 10 años el 22% opinaba que "nunca se justifica", esa proporción bajó a 10% para 2006. Tanto en Argentina como en Chile el porcentaje de quienes rechazan el divorcio es 17%.

La creciente preocupación por la violencia doméstica en Uruguay tiene su justificación en los datos de esta encuesta: mientras que argentinos y chilenos coinciden en que "nunca se justifica" pegarle a una mujer (95% de las respuestas), en Uruguay responde eso el 86% de las personas, 11% lo justifica en algunos casos y 2% "siempre". En el Uruguay de 1996, 67% opinaba que el suicidio nunca se justifica; en 2006 bajó a 52%.

Informe publicado en El País el sábado 27 de octubre del 2007

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Foto: El País. 
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