Los uruguayos mantienen alto los valores democráticos, y se ubican ideológicamente en el centro con un pequeño giro hacia la izquierda. No les gusta participar en boicot, huelgas y ocupaciones.
Estos son algunos de los datos que se desprende del Estudio Mundial de Valores que elaboró la consultora Equipos/Mori entre los años 1996 y 2006.
Ignacio Zuasnabar, de Equipos/Mori y responsable de la encuesta, dijo a El País que uno de los puntos que se buscó estudiar es en qué medida la crisis de 2002 había generado en los uruguayos algún tipo de reflejo autoritario. "A veces, luego de una crisis, las sociedades suelen moverse hacia valores más autoritarios, y de alguna manera se ven debilitados los valores democráticos", explicó Zuasnabar.
La encuesta revela que hay un par de indicadores que muestran un movimiento en ese sentido, pero según el analista de Equipos/Mori nada para alarmarse.
Uno de esos indicadores es el porcentaje de uruguayos que ve con buenos ojos la presencia de un líder político fuerte que "no se tenga que molestar por el Congreso y las elecciones".
El 6% dijo que esto sería "muy bueno", el 25% "bueno", el 33% "malo" y el 16% "muy malo", en tanto el 20% no tomó posición. Hace diez años, la relación era 6% (muy bueno), 18% (bueno), 49% (malo), 15% (muy malo) y 13% (no sabe).
La comparación de las respuesta de 1996 y 2006 indican que crece el porcentaje de uruguayos que prefiere a este tipo de líder político fuerte: 24% respondía "muy bueno" o "bueno" en 1996, mientras que en 2006 fue el 31%.
Otro dato interesante es la proporción de uruguayos que considera "bueno" o "muy bueno" que sean los expertos (técnicos) y no los políticos los que tomen las decisiones de gobierno de acuerdo a lo que creen que es mejor para el país. El 7% consideró esto como "muy bueno" y el 34% como "bueno", en tanto el 29% dijo que era "malo" y el 16% "muy malo". Hace diez años, el 5% decía "muy bueno", el 30% "bueno", el 40% "malo" y el 13% "muy malo". Crece dos puntos el porcentaje de "muy bueno" y cuatro puntos el de "bueno".
Zuasnabar entiende que no se puede hablar de una pérdida de valores democráticos en función de estos indicadores.
De la encuesta surgen otros datos que refuerzan la posición democrática de los uruguayos. Por ejemplo, la posición respecto a los regímenes militares y la confianza en las instituciones.
Los uruguayos sienten un profundo rechazo hacia los gobiernos militares. En 1996 el 46% decía que este tipo de gobierno era "muy malo", el 39% "malo", el 6% "bueno" y el 2% "muy bueno". En 2006, el 48% respondió "muy malo" (dos puntos por encima que hace diez años), el 30% dijo "malo", el 8% "bueno" y el 2% "muy bueno".
En contraposición, la abrumadora mayoría de los uruguayos prefiere un sistema democrático: "muy bueno" para el 52%, "bueno" para 33%, "malo" para el 6% y "muy malo" para el 2%. En 1996 la relación era: 42% "muy bueno", 50% "bueno", 3% "malo" y 1% "muy malo".
Los uruguayos entienden además que su gobierno es más democrático que los de Argentina y Chile. "Seguimos siendo los campeones de la democracia, así lo demuestran varios estudios", sostiene Zuasnabar.
La confianza en las instituciones es otro indicador que refuerza los valores democráticos del país. En el caso de Uruguay, hay una fuerte diferencia con respecto a Argentina y Chile.
Los uruguayos son los que muestran mayor confianza en los partidos políticos. En 2006 el 36% decía que tenía "mucha" o "algo" de confianza en los partidos, porcentaje que es de apenas el 7% en Argentina y de 18% en Chile. De la misma forma, el descrédito es mayor entre argentinos y chilenos: 91% de los argentinos y el 79% de los chilenos dice sentir "poca" o "nada" de confianza en los partidos políticos.
En cuanto al Parlamento, también se registra en Uruguay un mayor nivel de confianza que en Argentina y Chile. El 46% dice tener "mucha" o "algo" de confianza en el Poder Legislativo, contra el 31% que respondió "poca" y el 20% que dijo "nada".
Los uruguayos sí son muy críticos con la burocracia pública. En 2006 sólo el 2% dijo que tiene "mucha" confianza en las organizaciones estatales, mientras el 21% respondió que tiene "algo" de confianza, 33% "poca" y el 41% "nada". Comparado con diez años atrás, la relación era de 5% "mucha", 40% "algo", 36% "poca" y 19% "nada".
Donde sí hay coincidencias fuertes entre uruguayos, argentinos y chilenos, es cuando se les pregunta si se unirían a algún boicot. Aquí el 89% de los uruguayos, el 73% de los argentinos y el 84% de los chilenos responden que nunca lo harían. En 1996 los uruguayos que respondieron que nunca se plegarían a un boicot era el 71%.
También es abrumadora la mayoría de uruguayos que dice que nunca se uniría a huelgas no oficiales: 64% en 1996, 82% en 2006. O que no participaría en ocupaciones de edificios y fábricas: 70% en 1996, 87% en 2006.
Esto está demostrando un fuerte rechazo a un tipo de medida gremial que se utilizó con frecuencia en los dos primeros años del gobierno.
Ideología. Los uruguayos le asignan una importancia relativa a la política. En 2006, el 36% respondía que la política era "muy importante" o "bastante importante" en sus vidas, porcentaje que bajó al 33% en 2006. En tanto, los que tienen a la política como "no muy importante" o "nada importante" en sus vidas, pasó del 62% al 66%. El desinterés o el interés por la política entre los uruguayos es parecido al de los argentinos, pero difiere bastante con los chilenos: sólo el 21% en Chile responde que la política es muy o bastante importante en que dice que no es muy importante o nada importante.
Los uruguayos se ubican mayoritariamente en el centro, con una pequeña inclinación hacia la izquierda. En 1996 el 11% decía ser de derecha y el 5% de izquierda, en tanto el 20% se mostraba próximo a la derecha y el 21% próxima a la izquierda (7 a 9 en una escala del 1 al 10). En el medio de estas dos posturas, se ubicaba el 36% de los encuestados, y el 9% no tomaba posición.
Diez años después, la derecha había caído tres puntos, igual que los que dicen identificarse con la izquierda. El 16% dice estar próximo a la derecha y el 21% próximo a la izquierda. En el medio, se ubica el 34%, con un 13% que no tomaba posición.
Corrupción y respeto a derechos humanos
La mayoría de los uruguayos responde que casi ninguno y sólo algunos funcionarios públicos están vinculados a hechos de corrupción, una opinión que se mantiene más o menos en los mismos porcentajes que hace diez años.
En 1996 el 3% decía que "casi ningún" servidor público estaba involucrado en hechos de corrupción, el 47% respondía "algunos", el 27% "la mayor parte" y el 13% "casi todos". Diez años después, se mantiene que el 3% considera que "casi ningún" funcionario está involucrado en corrupción, crece dos puntos (a 49%) los que creen que hay "algunos" involucrados, baja cinco puntos (a 22%) los que dicen "la mayor parte", y baja dos puntos (a 11%) los que responden "casi todos".
Los uruguayos consideran que actualmente se respetan los derechos humanos en el país. El 37% dijo que hay "mucho respeto", el 46% "algo de respeto", el 14% "poco respeto" y el 3% "nada de respeto".
Estos porcentajes varían bastante con respecto a Argentina y Chile. En Argentina, sólo el 8% dice que hay "mucho respeto" por los derechos humanos, el 30% "algo de respeto", el 45% "poco respeto" y el 14% "nada de respeto". En Chile, el 11% entiende que hay "mucho respeto", el 36% "algo de respeto", el 41% "poco" y el 9% "nada".
Ignacio Zuasnabar de Equipos/Mori dijo que es posible que la política del gobierno del Frente Amplio, de investigar lo sucedido con los detenidos desaparecidos durante la dictadura, esté marcando las diferencias de opinión que sobre este tema hay con Argentina y Chile, aunque hizo la salvedad de que en esos países también hay movimientos en el mismo sentido de indagar en el pasado reciente.
Consultados sobre cuál cree que es la responsabilidad más importante del gobierno, las opiniones están divididas: el 44% de los uruguayos respondió en 2006 "respetar la libertad individual", y el 44% "mantener el orden de la sociedad". El 12% no opinó.
Política y religión
Mayoritariamente los uruguayos comparten que los líderes religiosos no deberían influir en las decisiones de gobierno. Así opina el 24%, que dice estar "muy de acuerdo" con esta idea, y el 35% que dice estar "de acuerdo". En sintonía, la mayoría (59%) está en desacuerdo en que lo mejor para el Uruguay sería que hubiera más gente con fuertes creencias religiosas ejerciendo cargos públicos.