La perla que le faltaba al fútbol

La Policía no daba garantías de seguridad para que Danubio y Peñarol jugaran en Jardines del Hipódromo.

Un partido que se jugaba a las 17 horas y teniendo a Peñarol jugando de compromiso y por el honor. Parece difícil de comprender que eso no sea viable.

Los dirigentes, que antes habían demostrado su disposición a aceptar cualquier cosa para que finalizara el campeonato, se pusieron duros y pelearon en la defensa de sus intereses. Parece difícil de comprender tan dura tesitura.

Central Español robusteció su tesitura de no moverse del Estadio Centenario porque estaban en juego intereses económicos. Es verdad que en otra cancha entra menos gente, pero ahora no jugará ese partido contra Nacional en lo que resta del año. O sea, menos gente que nada no hay. Parece incomprensible que no se hubiera dado una mano para solucionar todo.

Los dirigentes de la AUF se reunieron por varias horas y no encontraron un mecanismo, una vía de escape para evitar lo que finamente pasó. Parece un costo demasiado caro para un fútbol que lucha por recuperar la credibilidad.

Ya está. El fútbol uruguayo encontró la perla que le faltaba para convertirse en el más increíble del mundo.