Lo mejor es que sigue el respeto

Es cierto, Angola no es una selección de peso en África y, obviamente, no es mundialista. Pero no importa nada, había que ganar y se logró.

Sinceramente, poco me interesa la posición que ocupa el equipo africano en el escalafón de la FIFA. Porque si había alguien que podía perder algo ayer, en ese amistoso que se estructuró en este afán del organismo rector del balompié de meter el fútbol a toda hora por el mundo, era Uruguay.

Si Angola embocaba a la Celeste ya iban a comenzar a aparecer los cangrejos abajo de la piedra. Esos que aguardan, adentro y afuera de esta tierra, la primera oportunidad para meter el tijeretazo dañiño.

Por suerte no pasó. Uruguay dio en el clavo y consiguió el triunfo. Entonces, los títulos de todas partes siguen tirando flores para la Celeste, no dejan de hablar de la garra y de la llama que está encendida.

No es poca cosa que, por ejemplo, de los cuatro semifinalistas de la Copa del Mundo el único que pudo obtener el triunfo fue Uruguay.

El equipo hizo lo que debía: que el respeto siga vivo en todas partes.