BUENOS AIRES | IGNACIO QUARTINO
La señal argentina Telefé estrenó el pasado miércoles Caín y Abel, la ficción sucesora de Botineras que intentará hacer frente al fenómeno Bailando 2010 de Marcelo Tinelli que va por Canal 13.
No será empresa fácil para el equipo de ON tv, la productora de Claudio Villarruel y Bernarda Llorente (ex gerentes de programación del canal de las pelotitas), que busca instalar en el medio una ficción con el éxito de audiencia que esta emisora no tiene desde 2006, cuando Pablo Echarri protagonizó Montecristo o, más lejano en el tiempo, Resistiré, en 2003.
Quizás por eso no es casual que Joaquín Furriel y Fabián Vena, que fueran protagonistas secundarios de esas tiras, hayan sido los hombres elegidos para protagonizar Caín y Abel, una historia de hombres enfrentados por un amor.
Desde entonces, pasaron tres ediciones de Gran Hermano y telenovelas como El capo, Vidas robadas, Los exitosos Pells y Botineras. Todas estas realizaciones tuvieron excelente devolución por parte de la crítica especializada, pero murieron en el intento por superar el exitoso tándem Pol-ka/Tinelli que tiene Canal 13 en su horario central.
Conocido el rating del primer capítulo de Caín y Abel, todo indica que la tendencia no sufrirá cambios por el momento. De hecho, los 14,5 puntos (datos de Ibope Argentina) que promedió el debut en la pantalla de Telefé que no tuvo cortes, estuvo lejos de los 28 que promedió Botineras en su primera emisión.
Con este panorama, Telefé aspira al menos a mantener ese promedio y fidelizar a un segmento de la audiencia saturada por Bailando 2010, pero que tampoco encuentra una alternativa fija en la televisión para abonados. Por eso Marisa Badía (actual gerente de programación de Telefé) resolvió que Caín y Abel se emita cuatro veces a la semana (de lunes a jueves), con la idea de que el producto tenga la continuidad necesaria para que el público se enganche.
En ese sentido, los guionistas de esta historia no escatimaron recursos para que el capítulo que abre la historia reuniera generosas dosis de ingredientes (llámese: intrigas) para que el televidente sintonice este canal justo a la hora que Marcelo Tinelli presentaba la primera performance del polémico baile del caño.
Ya se sabe, por ejemplo, que Agustín (Joaquín Furriel) y Simón (Fabián Vena) Vedia intentarán reproducir el mito bíblico del fraticidio de los hermanos Caín y Abel, enfrentados por una mujer (Julieta Cardinale). La actriz recién apareció en la última escena del primer capítulo, cuando intentaba comunicarse con su marido moribundo (Fenna Della Maggiora), luego que éste fuera sometido a la tortura del "submarino" por hombres de confianza de la empresa familiar de los protagonistas.
Pasiones extremas
Agustín y Simón (Furriel y Vena) son dos de los cinco hermanos que componen la familia Vedia cuyo padre Eugenio, interpretado Luis Brandoni, encarna a un poderoso empresario que fue testigo de una dramática pelea entre sus dos hijos por Valentina (Vanesa González) una secretaria que se enamoró de Agustín, muy a pesar de Simón quien estaba convencido que terminaría en sus brazos.