El presidente Barack Obama reactivó una promesa clave de su campaña cuando recibió en la Casa Blanca a funcionarios electos y expertos en inmigración. Pero si se propone reformar radicalmente la política inmigratoria nacional, los republicanos en el Congreso dicen que deberá esperar sentado.
Los republicanos aseguran que cualquier proyecto que siquiera insinúe una amnistía o legalización para millones de inmigrantes indocumentados que están viviendo y trabajando en Estados Unidos está muerto antes de nacer.
El camino a la ciudadanía es "lo que ha condenado toda legislación inmigratoria en los dos últimos gobiernos", dijo el republicano de California Dan Lungren durante una reciente audiencia en la Cámara de Representantes sobre los trabajadores agrícolas inmigrantes.
El proyecto discutido en la audiencia, propuesto por primera vez en el Congreso anterior, probablemente no será reactivado.
"No será aprobado", sentenció Lungren mientras tomaba testimonios sobre el programa de visas que ayuda a suministrar trabajadores temporales para los negocios agrícolas. "Y no va a ser aprobado porque incluye... un camino a la ciudadanía".
El representante Lamar Smith, un republicano de Texas que preside el Comité de Asuntos Jurídicos de la cámara baja, dijo que las propuestas de reformas inmigratorias que ofrecen un camino a la legalización equivalen a una amnistía.
"Creo que la mayoría de los miembros del Congreso y la mayoría de los estadounidenses no quieren recompensar a los trasgresores de la ley ni quieren darles amnistía", dijo Smith el martes mientras Obama efectuaba su reunión en la Casa Blanca.
El fracaso de la llamada Ley DREAM es un ejemplo clave. El proyecto disponía un camino a la legalización de los jóvenes respetuosos de la ley que hubiesen sido traídos a Estados Unidos de niños o que planearan asistir a la universidad o incorporarse a las fuerzas armadas.
"Recuerden que en el último Congreso, los demócratas tenían fuertes mayorías y no fueron capaces de aprobar el plan amplio de amnistía", afirmó Smith. "No creo que la resistencia bipartidista a la amnistía masiva haya amainado".
Obama también prometió seguir trabajando para conseguir consenso en torno de la inmigración y anticipó que conducirá un debate sobre el tema en los próximos meses, dijo la Casa Blanca. Pero agregó que no tendrá éxito si es el único en conducir el debate.
"El presidente pidió al grupo que se comprometa a mantener vivo el debate sobre esta cuestión, mantenerlo con vida en el sentido de que pueda llegar ante el Congreso, donde deberá obtenerse su resolución definitiva", dijo Bill Bratton, ex jefe de policía de Los Angeles y de Nueva York. "La idea es ir a nuestras distintas comunidades para hablar sobre el tema".
Según una declaración de la Casa Blanca, "el presidente instó a los participantes en las reuniones a asumir un papel público y activo para contribuir a un debate constructivo y civilizado sobre la necesidad de arreglar el deteriorado sistema inmigratorio. Destacó que para enfrentar con éxito la cuestión deben llevar el debate a comunidades en todo el país e involucrar a muchos sectores de la sociedad estadounidense, insistiendo en que el Congreso actúe para crear un sistema que satisfaga las necesidades de nuestra nación para el siglo XXI y que ratifique la historia de Estados Unidos como una nación de derecho y una nación de inmigrantes".
Por su parte, Smith opinó que el gobierno de Obama debería asegurar primero la frontera con México y poner mayor énfasis en desembarazarse de los trabajadores indocumentados y los negocios que los contratan.
"Hay siete millones de trabajadores ilegales en este país", afirmó Smith. "Me gustaría ver que estos empleos fuesen a ciudadanos estadounidenses y trabajadores legales".
También censuró al gobierno de Obama por lo que considera una reducción sustancial en la aplicación de las leyes laborales.
La oficina de Control de Inmigración y Aduanas, responsable de detectar y remover a los inmigrantes indocumentados y de aplicar la prohibición de su contratación, ha reducido en gran medida el volumen de las operaciones altamente visibles que fueron características durante el gobierno de George W. Bush. Esa agencia ha dependido en cambio de la auditoría de la documentación que se requiere a los empleadores para que demuestren que sus trabajadores tienen autorización legal.
"Es prematuro hablar sobre otra cosa que aplicar la ley y proteger empleos para los ciudadanos estadounidenses e inmigrantes legales", dijo Smith.
Lungren y Smith opinaron que es relativamente promisorio el futuro de un proyecto que requeriría a todos los empleadores a utilizar el programa gubernamental de verificación de los empleados, E-Verify, y quizás un programa perfeccionado para trabajadores invitados.
Pese a lo que parece una oposición sólida a los proyectos de reforma inmigratoria, la representante demócrata Zoe Lofgren, de California, dijo que todavía tiene esperanzas de cambios en un sistema que considera fallido.
"A la larga, el sistema será reformado y la cuestión es cuándo, y cuánto daño tendrá que soportar el país", afirmó Lofgren el martes.
Lofgren anticipó "grandes pasos adelante" en forma de cambios a las leyes inmigratorias que afectan a los inmigrantes casados con ciudadanos estadounidenses y una reformada Ley DREA, entre otras cosas.
AP