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Operado. Hoy le practicarán un cateterismo
DIEGO CASTRO
El agente Juan Fernández, de 41 años, herido durante un intento de rapiña a un automovilista el 13 de junio, continúa internado en estado delicado, en el Hospital Policial. Familiares dijeron que no "evoluciona como los médicos pretenden".
Natalia Quintana, hijastra de Fernández, dice que la situación está "bastante complicada". El agente no evolucionó según lo esperado por los médicos, desde que el lunes 13 de junio ingresó con un disparo en la espalda y otro en el pie.
Fernández, viajaba en un ómnibus interdepartamental, rumbo a la Cárcel de Canelones, donde prestaba servicio, y vio como dos individuos asaltaban y baleaban a un hombre de 54 años, en General Flores y Chimborazo.
Bajó del ómnibus para salir en defensa del hombre y recibió dos disparos por parte de los delincuentes quienes fugaron del lugar, hacia un asentamiento de la zona.
El efectivo ingresó al CTI del Hospital Policial, con un balazo en la espalda, que le fracturó la cadera y salió por el abdomen, y otro en un pie, que no revestía peligro.
"Él está despierto y conciente. Nos reconoce a mi madre y mí, pero no mueve el cuerpo", sostiene Quintana.
Los médicos indujeron al agente a un coma farmacológico, del cual lo sacaron el jueves, tres días después de la agresión.
"Hace cinco días que está sin drogas, pero el cuerpo no le responde como los médicos querrían", sostuvo Quintana.
Además la propia hijastra manifestó que los doctores tanto del Policial como de la emergencia que lo atendió en primera instancia "le devolvieron la vida porque se desangró".
El policía herido tuvo tres intervenciones quirúrgicas, una en una pierna, una traqueotomía y una operación en la aorta, y tiene otra pendiente que se le realizará hoy.
"Le van a hacer un cateterismo, pero no lo van a operar más porque temen que no resista", dijo Quintana.
También la joven dijo que Fernández tiene hipertensión y además sufrió una infección respiratoria.
"Eso, según nos explicaron, es común que pase dentro de un CTI", manifestó.
La joven confía en la recuperación de Fernández, a quien considera como si fuera su propio padre.
Quintana, al igual que su padrastro, también es policía y piensa en el futuro. "Esta es una profesión que, por lo que pagan no da para que se arriesgue el pellejo de esta forma", sostuvo.
"Cuando él se recupere vamos a analizar si podemos hacer que se jubile o le den la baja, pero no queremos que siga saliendo a la calle de esta forma. Saldrá a vender torta fritas", sentenció.
"Igual yo tengo que seguir adelante, no puedo dejar la Policía ahora", dijo Quintana, remarcando que a los efectivos "no se les paga para que arriesguen la vida".
Desde el punto de vista de la investigación del caso, no hay novedades.
Se realizaron varios allanamientos en el asentamiento hacia donde supuestamente fugaron los delincuentes, pero hasta ahora no hay resultados.
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