Comerciantes armados en la costa canaria

EDUARDO BARRENECHE

Los comerciantes de la Ciudad de la Costa narran historias del Lejano Oeste. Intercambios de disparos con rapiñeros, muertos y heridos y justicia por mano propia. Además, sienten un miedo constante que se traduce en desconfianza al desconocido.

Willy Fernández (51) es el propietario del autoservice "Super Willy" ubicado en Montes de Solymar. Ya lo asaltaron seis veces. En la penúltima, ocurrida el 4 de septiembre de 2010, el delincuente le dijo: "Dame la plata e igual te voy a matar, hijo de puta". El rapiñero disparó y Willy se tiró al suelo mientras desenfundaba un arma.

A través del mostrador tiró e impactó en el estómago del delincuente. El dinero voló por los aires. Sin sentir el balazo recibido en el muslo, Willy persiguió al rapiñero. Este se subió a una moto y volvió a disparar dos veces. Willy le pegó otro balazo en el pie. Poco después, el delincuente se entregó. Los impactos de bala todavía se ven en la pared de ladrillos del autoservice "Super Willy".

En la última rapiña, sucedida el 29 de abril de este año, Willy se enfrentó a un menor que portaba una pistola 9 milímetros. El adolescente huyó sin llevarse nada.

Según varios testimonios, un adolescente conocido en el balneario de El Pinar como "El Alexis" no tenía plata para ir a bailar hace tres meses y se le ocurrió asaltar un comercio ubicado a unas cuatro cuadras de la ruta Interbalnearia. Era su primer atraco, dijeron los vecinos y amigos que lo conocían.

El joven ingresó al almacén. Adentro estaba el propietario y dos amigos. Uno de ellos comenzó a luchar contra el adolescente hasta que se disparó un tiro. La bala impactó en el tobillo de "El Alexis".

El comerciante y sus amigos comenzaron a golpearlo. Poco después, el adolescente falleció. Y los agresores marcharon a la cárcel, según los vecinos.

Johnel García (25), empleado del restaurante "La Pimienta" de El Pinar, todavía recuerda con claridad a los tres rapiñeros que coparon el comercio el 2 de junio de este año. "Fue el mismo día en que jugó Peñarol con Vélez Sarsfield", dijo.

Según García, dos delincuentes armados ingresaron al restaurante mientras que un tercero ofició de "campana" en la puerta.

Los ladrones, afirmó, se llevaron las billeteras de los clientes y uno de ellos saltó el mostrador y se apropió de la recaudación diaria.

García dijo que, a partir del asalto, "estás más atento. Siempre estoy preocupado porque el hecho se puede repetir. Yo no ando armado pero el dueño del comercio sí".

A unos 600 metros del restaurante "La Pimienta", por la avenida Pérez Butler -más conocida como "El Hormigón" de El Pinar- se encuentra el autoservice "Chihuahua".

El dueño del comercio, Jorge Quintana (51) reconoce que está armado. A poca distancia, un individuo morocho, retacón y ancho de espaldas fingía ser cliente. Sin embargo, es un guardaespaldas privado.

A los cinco minutos de arribar El País al comercio de Quintana, sonó el celular del comerciante. "Tranquilo, son periodistas", respondió.

La llamada provino de un policía que se encontraba en una ferretería cercana. Ese comercio había sufrido dos rapiñas en los últimos dos años. "Acá estamos todos alertas. Los robos son de todos los días. Siempre trabajé hasta las 22 horas. Ahora lo hago hasta las 20. Por el momento soy el único que se viene salvando", dijo Quintana.

El principal temor de Quintana es que entregue el dinero y las tarjetas de teléfono a los delincuentes y que estos igualmente le disparen. "Y si yo disparo primero, ¿qué pasará conmigo?", se preguntó.

Estas cinco historias de comerciantes asaltados tienen varios hilos en común: ocurrieron en la Ciudad de la Costa, algunos están armados y otros no y el miedo los une.

La gran mayoría de los entrevistados hicieron alusión a lo que ocurrió el jueves 28 en el barrio Campistegui de Las Piedras. A las 16 horas de ese día, el comerciante Hugo Tardí fue ultimado de un disparo luego que tres rapiñeros lo asaltaran. Tardí intentó resistirse con una cuchilla. La Policía de Canelones ya capturó a los tres rapiñeros.

Tardí fue el cuarto comerciante ultimado en un mes.

RESISTENCIA. El tema de si los comerciantes debían o no autodefenderse ante un atraco resurgió el lunes 25 en un debate entre el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, y el senador de Alianza Nacional Carlos Moreira en la sesión de la Comisión de Constitución y Legislación de la Cámara Alta.

Moreira afirmó que le preocupaba el continuo aumento de las rapiñas en la zona metropolitana. "También nos inquieta el hecho de que cada vez más se activen los mecanismos de autodefensa porque la gente repele tales acciones", señaló.

Según el senador blanco, un comerciante que "fue objeto de robo en varias oportunidades llega a la conclusión de que, como no lo defienden adecuadamente, se tiene que autodefender. También las cifras del Ministerio del Interior muestran que han ocurrido fallecimientos, tanto de delincuentes como de comerciantes, como consecuencia de esas resistencias".

Moreira dijo que la autodefensa "no es una medida buena" pero "esa exhortación (del gobierno) a no utilizar los mecanismos de autodefensa debe ser sustituida por otra que apunte a decirle a la gente cuáles son las medidas que se van a tomar para protegerla mejor".

En la sesión, el subsecretario Vázquez reconoció que las rapiñas están dirigidas fundamentalmente a pequeños comerciantes y la mayoría de los pequeños comercios son atendidos por sus propios dueños.

"Eso impacta más porque no actúa de la misma manera un empleado -que puede tener una actitud más pasiva porque lo que están robando no es suyo- que el dueño del emprendimiento. Probablemente ese comercio sea su sustento diario y, por lo tanto, se conducirá de una manera un poco más irracional", dijo Vázquez.

Entendió que ello "provoca indignación (entre los comerciantes), pero algunos sobreviven y otros no. En general, nuestros datos muestran que si comparamos el número de comerciantes fallecidos (en rapiñas) con el de delincuentes que resultan muertos, vemos que la cifra es mayor" en el caso de los comerciantes.

"Por eso nuestro llamado a la reflexión apunta a que no se haga justicia por mano propia, sino que, como hemos dicho en algún momento, se deposite más confianza en la Policía", explicó.

El viernes 29, a la salida del Gabinete de Seguridad donde se trató el tema de la muerte del comerciante Tardí, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, retomó el tema de la autodefensa de los comerciantes.

Señaló que el delincuente "siempre tira primero" y advirtió que "saber usar un arma no es solo tirar sino también cuándo y cómo exhibirla".

El martes 26, el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior divulgó los datos de delitos en el primer semestre del año. Hubo 13.200 denuncias de delitos contra la persona: 426 menos que en el mismo período de 2010. Mientras los homicidios y las lesiones bajaron, las denuncias por violencia doméstica se mantuvieron prácticamente incambiadas. En tanto, los delitos contra la propiedad (hurtos, rapiñas, copamientos, abigeatos y otros), registraron un aumento respecto al primer semestre del año pasado. Cuando en 2010 hubo un total de 69.335 delitos, en 2011 se denunciaron 70.198.

Las rapiñas ascendieron de 7.466 a 8.080; los hurtos crecieron de 51.426 a 51.997.

TEMORES. ¿Qué hacer ante la inseguridad?, se preguntan casi a diario comerciantes de la Ciudad de la Costa.

Jorge Quintana, del autoservice "Chihuahua", afirmó que su esposa "no quiere seguir más con el negocio. Hace rato que me dice que lo ponga a la venta e irnos al medio del campo".

Willy Fernández, del "Super Willy", no piensa en abandonar. "Yo voy a seguir enfrentando a los ladrones. ¿Quién me va a pagar lo que ellos me sacan? Nunca pensé en vender. De acá saco el sustento para mis tres hijas. Es el gobierno el que tiene que darme una solución porque pago mis impuestos", dijo.

Willy concurre a una terapia psiquiátrica y consume medicamentos contra la ansiedad y el insomnio.

Almerindo Rodríguez (40) es dueño de la carnicería "Caraguatá". Lo asaltaron nueve veces en tres años. "Con mi esposa no hablamos de la inseguridad", advirtió el carnicero.

Otra opinión tiene el almacenero Raúl Aguilar, quien narra historias de muertes de comerciantes ocurridas en los últimos tres años en la zona. "El boliche me da. Pero lo pienso vender. Vivís jugado (con riesgo) todo el día", dijo.

Pedro Pereyra (53) es un retirado policial que compró a crédito una fábrica de pastas en El Pinar. El comercio sufrió dos robos nocturnos en mayo y junio de este año. "De noche sí tengo miedo. Ahora lo que voy a hacer es enrejar todo para dar más seguridad", dijo.

En agosto del año pasado, un solitario atracador apoyó el caño de su arma en los riñones de Luis De Virgilis, propietario del autoservice "Paso y Llevo" de Parque de Solymar.

Después del atraco, De Virgilis tuvo en la mira de su revólver al rapiñero que se alejó caminando. Bajó el arma y en ese momento pasaron dos niños jugando por la calle. "A veces me da ganas de irme lejos y liquidar este negocio. De noche trabajo con miedo", dijo.

Con ironía y para no olvidar, Willy Fernández tiene pegado en la caja registradora los nombres de los rapiñeros y la fecha de cada uno de los asaltos que sufrió.

Rotonda

Los comerciantes de El Pinar señalan que, por las noches, la rotonda de la avenida Giannattasio y Pérez Butler se transforma en "un punto de encuentro" para personas de malvivir que se dedican a embriagarse y a cobrar "peaje" a los lugareños que se bajan de los ómnibus.

"También hacen `picadas` en moto a contramano por Giannattasio para ver quién tiene más coraje", dijo el comerciante Jorge Quintana. Agregó que la Policía y la comuna canaria han hecho operativos pero todavía no pudieron dispersarlos. En tanto, Amelia L., una clienta de una chacinería de El Pinar, dijo que "los robos de viviendas en el balneario son alarmantes. No se puede dejar sola la casa".

Las cifras

4 Es la cantidad de comerciantes ultimados por delincuentes en el último mes en Montevideo y Canelones.

9 Es el número de rapiñas que sufrió la carnicería "Caraguatá" de Parque de Solymar en los últimos tres años.

Ajuste de cuentas

Un comisario aconsejó a comerciantes de El Pinar que debían tratar de tirar primero cuando veían acercarse a un delincuente armado. Luego, señaló, debían introducir el cuerpo en una camioneta y llevarlo hasta el arroyo Pando. Antes de tirarlo, había que bajarle los pantalones al occiso porque ello significa que se trató de un ajuste de cuentas y la Policía no investiga esos casos.