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Daniel Corbo
El representante del Partido Nacional en el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), comentó que, para el armado de la Rendición de Cuentas, el Codicen pidió a los consejos de la educación (Primaria, Secundaria, UTU y Formación Docente) información sobre qué programas se estaban llevando a cabo, sus montos y sus resultados. Pero la información nunca llegó al órgano rector, que elaboró su pedido presupuestal como una sumatoria de requerimientos sin una dirección clara. Corbo también criticó el próximo Congreso Nacional de Educación, que puede ser "copado" por la militancia sindical.
PILAR BESADA
-Usted no votó el monto de dinero que solicitaba ANEP en la Rendición de Cuentas porque le pareció excesivo. ¿Cómo se llegó a esa cifra?
-A pesar de que el sistema educativo es muy centralizado, en realidad opera fragmentadamente, encapsulado en cada uno de los consejos de enseñanza. Cada uno tiene la mirada de su chacra. Y cuando uno junta las partes, da una cifra desmesurada porque nunca se consideró la globalidad del asunto. Ocurre otra cosa en la ANEP, y es que permanentemente hay necesidades incrementales y por lo tanto se requieren más recursos. Cada vez queremos agrandar más la bolsa. Y el tema es que hay una operación que no hacemos, y es considerar si todos los gastos que tenemos comprometidos se justifican. Si realmente los programas que se desarrollan, que a veces vienen de otras administraciones, tienen sentido, si han logrado sus propósitos.
-¿Ese ejercicio no se hace?
-No se hace, a tal punto que nosotros, cuando empezamos el proceso de Rendición de Cuentas pedimos a los Consejos que se describieran todos los programas que se estaban llevando adelante, cuáles eran los montos y cuáles eran los resultados. Y a esta altura, cuando ya hemos entregado la Rendición, el Codicen no dispone de una información sobre los programas que está ejecutando, los montos que efectivamente implica cada uno de esos programas y sus resultados. Esta es una cuestión que planteamos en el Consejo y que ha encontrado eco en el presidente Seoane.
-O sea que la Rendición fue armada sin esos datos.
-Sí. Y por eso la Rendición se convierte en una suerte de caja negra donde uno tira dinero y no sabe en definitiva a dónde va a parar, qué efecto va a tener. Se solicitan una multiplicidad de cargos, que seguramente son necesarios en tanto las necesidades siempre son ilimitadas, pero creo que es imprescindible operar en una lógica que relacione los recursos a resultados efectivos.
-El Codicen designó una comisión, que usted coordina, para reformar el estatuto docente. ¿Se modificará el criterio sobre faltas?
-La comisión no comenzó a funcionar aún, pero sin duda el tema del ausentismo es una cuestión que nos preocupa mucho. Ya se han implementado algunas políticas, como la de presentismo, que intenta estimular económicamente la presencia de los docentes en las aulas, y algunos estudios indican que esta política está teniendo un aumento en la cantidad de docentes con cero falta. Pero seguramente tendremos que revisar otras cosas en cuanto a las faltas.
-¿También se buscará evitar que los profesores den clase en varios centros educativos?
-Sí, efectivamente, eso está en la Rendición de Cuentas, donde pedimos recursos para ello Pero tiene que traducirse también en el estatuto, de forma de cambiar esas horas que los docentes tienen sueltas en distintos centros por un cargo de profesor, que implica concentrar al docente en un solo instituto, a lo sumo en dos.
-¿Por qué se necesita más presupuesto para esto?
-Porque 10 de las 40 horas por las que se los contrata no serán horas de clase, serán horas de trabajo en la institución, de apoyo a los alumnos con dificultades. Si le diéramos a cada uno 40 horas de aula estaríamos dejando un número significativo de docentes sin horas, sin trabajo. Y eso generaría una situación social y sindical indeseable que nos comprometería el proceso.
-En los próximos meses se realizará el Congreso Nacional de Educación. ¿Cree que es el ámbito adecuado para implementar cambios?
-El recorrido de cambio tiene que empezar de la institucionalidad educativa (la ANEP) a través de la construcción de una agenda de cambio. Y que esa agenda luego se discuta públicamente: los padres de familia, los educadores, los empresarios...
-¿Esa no es la idea del Congreso, que participe toda la sociedad?
-Sí, pero lo que ocurre es que en la medida en que esa agenda de cambio no está hecha desde la institucionalidad, lo que se genera son condiciones para que sectores de militancia social, que no sabemos qué representan, si representan algo, o a alguien, terminan copando ese proceso. Ya lo vimos en el Congreso anterior, y si se convoca otro Congreso ahora seguramente ocurra lo mismo.
-¿Cómo está planteado el Congreso hoy?
-Todavía el Codicen lo está discutiendo, no lo hemos terminado de definir. Estamos discutiendo estos aspectos y otros, como que no se puede convocar un congreso sin ponderar qué representación van a tener los distintos actores. Si van a estar o no los partidos, cómo se pondera su participación, cuál es el peso de la enseñanza pública y la privada, cuál es el peso de los sindicatos. Esto se debe definir para asegurar que las cosas que se voten y se aprueben reflejen efectivamente a la sociedad.
-¿Qué consecuencias tiene el Congreso?
-Todavía no está aprobado, pero se está proponiendo en la Comisión Coordinadora (del Sistema Nacional de Educación Pública) que los resultados del Congreso sean las bases para un plan nacional de educación a 10 o 15 años. Es un resultado de mucho impacto colocado en manos que no sabe a quién representan.
-Aunque se realice ese plan, ¿qué efectos reales puede tener? El congreso pasado parece no haber tenido demasiadas consecuencias concretas.
-Bueno, no soy el mejor para contestar eso cuando yo no creo que esta sea la vía adecuada. A mí me preocupa que esto pueda convertirse en una especie de pantalla que atrás abrigue la posibilidad que alguien elabore otra línea, y que vaya circulando hacia una solución como la que la otra vez decantó en la ley de educación. Una ley con la que nadie está de acuerdo, que nadie aprueba y no sabemos cómo salió ni quién la votó. Sin embargo está allí, está vigente.
Uno de los "caballos de batalla" de Corbo en el Codicen es el programa que presentó de Fortalecimiento de las Instituciones para la Mejora Educativa (Profime), que busca que cada institución educativa realice un autodiagnóstico para detectar fortalezas y debilidades y luego se trace un proyecto de mejora que será evaluado externamente.
Según Corbo, la comisión que se formó para implementar el programa (que funciona hace algunos meses y en la que participan consejeros de varios subsistemas) es "potente y de mucho vuelo". La semana próxima se seleccionarán unos 12 técnicos (se presentaron 50 al llamado) para conformar el equipo técnico que asesorará a las instituciones en su proceso de mejora.
En agosto la comisión trabajará con el equipo técnico sobre los criterios de la intervención en los centros, y en septiembre se seleccionará a unos 20 centros educativos (liceos, escuelas técnicas y escuelas de distintas regiones del país y de distintos estratos sociales) para aplicar el programa. Antes de fin de año se pretende que los centros elaboren la primera fase del autodiagnóstico.
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