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FOTOS: DANIEL AYALA | PRODUCCIÓN: LEONEL AITA MUSI
Noelia Campo quería ser actriz. De hecho, en paralelo a la carrera de comunicación, se inscribió en la escuela de actuación Alambique. Quiso el orden de las cosas que su rol de comunicadora emergiera primero en su vida de personaje público. En 1997 ya estaba en En órbita (Canal 10) y al año siguiente encabezaba la conducción del infantil Aventujuegos.En 2000 llegaría el turno de su primera obra teatral (la infantil Villa Sombra, una noche mágica) y desde entonces, no paró nunca. "Necesito estar en funciones o estar ensayando", equipara su pasión a una necesidad del espíritu. Han sido 13 años sin pausa por todos los géneros y cientos de personajes, miles y miles de horas de ensayo y escenario, horas por cierto mal pagas en virtud (en defecto más bien) del magro mercado teatral uruguayo. Tal vez por todo eso, cuando el año pasado ganó el Premio Florencio a mejor actriz por su papel de "Bella" (Perdidos en Yonkers) las manos de Noelia apenas podían sostener la estatuilla y le fue imposible detener las lágrimas.
Victoria Rodríguez, cuyos inicios por los medios se refieren puramente a la TV con escalas que se titulan Oxígeno, Verano del... y Los viajes del 12, tenía el "sueño" de ser actriz. Mucho después de sus comienzos en la pantalla le llegó la propuesta. Era 2008 y Diego Fischer y Álvaro Ahunchaín la convocaron para Al encuentro de las Tres Marías, donde tomaría el papel de Juana de Ibarborou. "Me fue imposible decir que no", confiesa ahora su rendición ante la oportunidad de llevar su sueño a un escenario real. Con ese papel se llevaría el Florencio Revelación. Luego vendría la comedia (Plaza Suite) o el imponente drama Un tranvía llamado deseo o la vanguardista 8 mujeres... Victoria tampoco ha parado ni parará. En breve, estrenará La reina Juana con la dirección de Omar Varela y para la segunda mitad del año estará en la comedia Infieles junto a Andrea Vila, Franklin Rodríguez, Diego Bello y elenco.
"Quiero seguir actuando, conociendo directores, aprendiendo. He tenido la suerte de trabajar con grandes directores", dice Victoria quien es autodidacta en la actuación y se define, aún, como "novata" en términos teatrales.
En cuanto a Noelia Campo, hace un par de semanas se repuso Perdidos en Yonkers en el teatro Alianza y el mes que viene se reestrena la comedia Toc-toc por lo que su agenda teatral está completa hasta mediados de 2013. Para luego, ya hay algunos proyectos en danza pero no adelanta por falta de confirmación.
Noelia y Victoria conversaron con Sábado Show acerca de su pasado y presente en el mundo del teatro, la comparación con la TV y los prejuicios que debieron vencer a puro talento "La de la tele". Cuando Victoria Rodríguez fue convocada para Al encuentro de las Tres Marías, una de las actrices del elenco original se bajó inmediatamente del proyecto. Entendía que era arriesgado para el espectáculo y para su propia reputación que "la de la Tele" tomara un papel tan importante. "Te juro que en su momento la entendí", dice Victoria en referencia al caso, aunque prefiere no nombrar a la actriz en cuestión. "Una gran actriz que decidió bajarse y está bien. Era la palabra de Diego (Fischer) que confiaba en que yo lo podía hacer bien pero ella qué sabía. Ella solo conocía el personaje de la tele. No la puedo culpar por eso".
Noelia Campo también sufrió en el ambiente el "prejuicio de la chica de la tele". Al ser convocada en 2001 para Mi lucha, farsa, uno de los integrantes del elenco, Nacho Cardozo, le planteó al entonces director Coco Rivero: "¿Te parece Noelia Campo?, ¿la de la tele?". Al año siguiente el propio Cardozo la convocó para trabajar con él en El jorobado de Notre Dame y ya van cinco veces que trabajan juntos.
"El prejuicio existe pero no lo sufrí mucho. Se ve que vas demostrando que no sos solo una cara bonita y televisiva sino que les gusta lo que hacés en el escenario. Yo ya llevo 13 años en el teatro", añade Noelia Campo.
Victoria, a su lado, complementa: "El kamikaze es el primero que te contrata y apuesta a vos. En mi caso fueron Diego Fisher y Álvaro Ahunchaín". Y Noelia: "Por suerte existen los kamikazes, gente que da la primera oportunidad".
Victoria Rodríguez, como "novata", vivió una anécdota referida justamente a la primera obra en la que actúo en el papel de Juana de Ibarborou. El libreto preveía que su personaje debía darse un beso con el papel que interpretaba Humberto de Vargas. "Era algo que me tenía inquieta porque el director ensayaba todo menos el beso, que lo dejaba para el final". Le habló incluso de su preocupación a De Vargas quien tomó con humor su planteo. "No te preocupes que va a salir bien", le respondió. Al final, se trató apenas de un beso inocente que efectivamente salió bien.
"Yo me dejo dirigir", dice Victoria. "Tal vez esa sea la única ventaja de ser autodidacta; que a la hora de pararme frente a un director estoy vacía", complementa.
Personajes y personajes. El papel que más le costó a Noelia Campo no fue el más grande o elaborado que le haya tocado, fue uno chiquito, de nombre Julieta en la obra El rey se muere.
"El desafío era que el personaje entraba en distintos momentos de la obra, decía cinco frases y salía. Entonces yo tenía que estar muy pendiente de lo que pasaba en el escenario para entrar con la misma energía".
Victoria responde sin dudar: lo más desafiante fue el papel de Blanche Du Bois en Un tranvía llamado deseo. "Era un papel demasiado grande para mí. Por suerte, tuve el placer de estar dirigida por Roberto Jones que es como tener una master class y construí ese personaje en base a obedecer".
Jones es precisamente quien actualmente dirige a Noelia en Perdidos en Yonkers y la morocha también tiene palabras elogiosas hacia él. "Al principio quería hacer con Bella (su personaje) un personaje de composición cuando en realidad era al revés. Jones me alineó, me dijo: "no, esto lo tenés que hacer desde vos, desde Noelia y cuando vos sientas todo esto te va a salir el cuerpo de Bella".
Victoria Rodríguez, en este momento de la charla, no quiere dejar de pasar la oportunidad. "Lo mejor que he visto en el teatro últimamente es Perdidos en Yonkers, lo digo en serio".
¿Público o cámaras? ¿Qué diferencia el medio teatral del televisivo? ¿Qué tan distinto se siente estar frente al público que frente a cámaras?
La actrices coinciden que entre ambos hay un abismo. "Cuando estás en el escenario está el público ahí. Es en vivo. Otra cosa mucho más espontánea a cuando estás en la televisión", comienza a responder Noelia Campo.
Coincide Victoria Rodríguez: "En el teatro la energía la sentís en vos, se materializa. Te retroaliementa. Hay días que la energía es buenísima, sentís la receptividad de la gente y a veces no. Ahí hay que remar, aferrarse a lo que tenés que hacer y lo que ha dicho el director. Cada función es diferente, una devolución diferente y está ahí, en el acto".
Para esos casos, opina Noelia, es mucho mejor el drama que la comedia. Si en este último caso, "el público no se te ríe es difícil de levantar. Ahora, un público que no te llora no es tan grave".
Victoria Rodríguez opina que en la televisión ella muestra una dimensión de sí misma que no la define. "Yo no soy ninguna de las personas que conocés a través del televisor. Una cosa es Victoria comunicadora y otra, Victoria entre amigos y familia", aclara. Sobre el escenarios teatrales, en cambio, Victoria es directamente otra persona.
¿Qué aspiran de aquí en más en el mundo del teatro?
Noelia: "seguir actuando". "No me veo por ejemplo en un rol de dirección, quiero seguir teniendo personajes. Yo necesito actuar. Si no estoy en funciones, tengo que estar en ensayos. Disfruto mucho del proceso creativo con todo el equipo, los compañeros".
Para Victoria Rodríguez, su "sueño de actriz" se sigue cristalizando y quiere seguir "aprendiendo".
Hijos del teatro. Victoria y Noelia se conocen, claro, del medio aunque según aclaran no han tenido muchas oportunidades de conversar. No será este tampoco el caso pues finalizada la producción de fotos y la entrevista, ambas partirán a distintos compromisos. "Otro día tomamos un café", se prometen.
Igualmente, antes de la despedida, se permiten un diálogo que ronda por su doble rol de madre y actriz. Victoria cuenta que hasta ahora no llevó a sus hijos, de 7 y 8 años, a verla en el teatro porque hasta el momento no ha hecho ningún espectáculo infantil o al menos apto para todo público. En cambio Valentín, el hijo de cinco años de Noelia, sí fue a ver un ensayo de Perdidos en Yonkers. "Lo dejé ver algunas escenas y le encantó. Lo hice también para que vea dónde está la madre cuando no está en casa. Nosotros tenemos horarios raros, hay ensayos y funciones que son de noche".
El diálogo termina con una anécdota que relata Victoria. Llevó a su hija a los ensayos de 8 mujeres en el Movie y justo estaba también la hija del periodista Martín Sarthou. Las niñas se pusieron a jugar y ocurrió este diálogo entre ellas:
-¿Quién es tu madre?, ¿me suena haberlo visto? -pregunta Abril, hija de Sarthou.
-Sí, porque trabaja en la tele. Esta boca es mía, un bodrio que nunca miro -responde Delfina, hija de Victoria.
-¡Bodrio! Vos tenés que ver lo que hace mi papá: da noticias horrendas todo el tiempo.
Los niños -está claro- las preferían en el teatro.
Cuando Sábado Show propuso a las actrices Noelia Campo y Victoria Rodríguez una producción de fotos que evocara a El lago de los cisnes y sus personajes de cisne blanco y negro lo hizo tímidamente. Ambas se entusiasmaron inmediatamente con la idea, pero había algo por resolver. ¿Quién sería negro y quién blanco? Noelia dijo preferir el negro, por su color de piel y ojos, aunque como toda buena actriz aceptaba cualquier papel. El equipo de producción liderado por Leonel Aita Musi, Julio César Camacho y Daniel Ayala propusieron que Victoria fuera el negro. Así fue y aquí está el resultado.
Fotos: Daniel Ayala (www.ayala-photo.com) Peinó: Jorge Cruz. Tocados: Mariana Montemurro. Maquillaje: Leonel Aita Musi. Diseñador de vestuario: Julio César Camacho. Asistente de producción: Verónica Realán. Producción General: Leonel Aita Musi.