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De los representantes de Peñarol en los órganos de la AUF sólo uno se mantuvo en su cargo, José C. Domínguez, vicepresidente de la misma.
Solo quedaba conseguir el alejamiento del Dr. Navascués de su cargo de Secretario General Letrado. En diálogo con el presidente de la AUF, el Esc. Welker precisó los cargos contra Navascués. Refirió a que había tenido una conversación con el Dr. Eguiluz, miembro del Tribunal de Contiendas y que había participado en otras actuaciones del caso.
Navascués precisó que el Ejecutivo que le cometió la charla con el Dr. Eguiluz para saber el alcance de la documentación requerida por él para estudiar el caso y pronunciarse. Lo hizo en la AUF delante de un funcionario y accedió a la Sala a la vista del Dr. Campomar y del Dr. González Mulins, abogados identificados con Peñarol. Nada oculto ni indebido. Respecto a la notificación del fallo del Tribunal de Apelaciones dijo que es una de sus funciones y que ni Corbo ni Domínguez le dijeron que no debía notificarse, lo que le fue pedido dos veces por el Dr. Igelka.
Dijo que autorizó el pase de Franco una hora y media después de vencido el período de pases, admitió que Estoyanoff fue autorizado indebidamente a jugar la Liguilla, caso en el que no intervino. Lo insólito es que quienes piden el alejamiento de Navascués, una persona intachable, enviaron a la vicepresidencia de la AUF a Domínguez, quien por años manejó a la barra brava y deterioró la imagen de Peñarol, colíder del Caso Pezzota, que tanto daño le hizo a nuestro fútbol. Es el tango Cambalache.
Ovación digital
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