"La prioridad es la Copa, pero un clásico nunca es amistoso"

SILVIA PÉREZ

Jugar la Libertadores "es lo máximo", dice el entrenador aurinegro y tiene sobradas credenciales para afirmarlo. Jugó el torneo continental en diez oportunidades, disputó dos finales y ganó dos. "¿Por qué no se puede decir que Peñarol tiene chance?", se pregunta en forma retórica como para motivar a sus jugadores. No obstante, no pierde las perspectivas. Sabe que el primer desafío del año es nada menos que un clásico y, pensando en que perdió el último, tiene un sabor a revancha que hace imposible tomarlo como un simple encuentro de preparación.

- ¿Es importante este clásico?

- Sí, mucho. Sobre todo porque perdimos el anterior y porque de este resultado van a depender muchas cosas. Y porque enseguida se viene lo otro. Además, ganar el clásico sería arrancar bien, de lo contrario tendríamos un montón de dudas para la Copa. Por eso, más allá que pueda decirse que es un partido amistoso, tiene la trascendencia de ser contra Nacional, que nunca es un rival más.

- Se dice que Nacional se reforzó mejor que Peñarol. ¿Qué piensa de eso?

- Todo jugador nuevo que llega a un equipo necesita tiempo, tiene que adaptarse y hay que ver si rinde o no. Nosotros no estamos haciendo experimentos. Tenemos los jugadores hace ya bastante tiempo, conformamos el equipo hace mucho y hace diez meses que estamos trabajando. Imaginate si trajéramos hoy a Asconeguy, a Píriz y a todos los que trajimos en julio; sería una incógnita. Creo que en ese sentido hemos sido prevenidos. Eso sí, el grupo no está cerrado ni mucho menos. Estamos abiertos a la posibilidad que llegue un jugador.

- ¿Se refiere a Vigneri?

- Sí, o algún otro, pero hoy ya tenemos la base y sólo puede llegar un caso puntual, nada más. Si me preguntás si puede haber alguna sorpresa yo digo que siempre hay que estar preparado para las sorpresas. Ojalá que aparezca un tapado.

- Damiani dijo que si pasaban la primera fase de la Copa ahí sí rompía la chanchita.

- Me parece bien, aunque la chanchita siempre hay que cuidarla. Hemos pedido lo que consideramos necesario porque acá hay una realidad económica muy dura. Se hablaba de Castromán y de 20 mil dólares por mes. Sé que si a Damiani le decían que Ruben Olivera venía y tenía que poner 40.000 dólares por mes, los ponía. Y eso me tiene tranquilo. Si hay una chance de que venga alguien de ese nivel, puede romper la chanchita antes.

- ¿Está contento que se haya quedado Franco?

- Sí, muy contento. Yo tenía la convicción, la intuición de que no se iba. Hasta en el peor momento, cuando decían que estaba hecho. Al final se dio lo que yo pensaba.

- Obviamente que la mente está puesta en el clásico, pero lo que más le preocupa, ¿es la Copa?

- La prioridad es la Copa, pero tenemos este campeonato antes que si bien nos va a servir de preparación, tiene un clásico y ese es un partido que nunca es amistoso. Y, además, está esa posibilidad de jugar un partido antes en Colombia, en Cúcuta, lo que sería muy bueno. Nos vendría bárbaro, porque del 21 al 28 vamos a tener que conseguir un equipo con el que jugar y nunca va a ser tan cerca de la realidad del partido con Independiente como éste. Se están haciendo esfuerzos.

- Me imagino que volver a la Libertadores debe ser muy importante para usted.

- Sí, jugué diez Libertadores y tuve mucha suerte. Llegué cuatro veces a la final, dos gané y dos perdí.

- ¿Qué es la Copa?

- Lo máximo. La mayor alegría de mi vida fue cuando ganamos la Libertadores en Chile y la mayor tristeza cuando la perdimos con Gremio. Es algo diferente, otra historia. Otro nivel de adrenalina, ¡es la Copa!

- ¿Le cuenta todo eso a sus jugadores?

- Sí, les cuento y lo hemos hablado bastante. ¿Por qué no se puede decir que Peñarol tiene chance? Si tenemos seis o siete que jugaron en selecciones, que tienen nivel y que están bien preparados. Creo que es un tema mental. Y soy un convencido que si uno no piensa las cosas es imposible conseguirlas. Lo que no se te pasa por la cabeza es imposible que lo hagas. Y quizá me estoy arriesgando al decir esto, pero tengo confianza en que vamos a llegar lejos. Hay que soñar, ilusionarse y no ponerse techos.