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Martín Lasarte
Martín Lasarte. "Perdimos una final, no hay nada para comentar""¿Qué se puede decir?"
José Mastandrea
Parece una ironía. Frente por frente a la puerta del vestuario danubiano hay un enorme cuadro que recuerda una de las gestas más importantes del fútbol uruguayo. La medalla de oro de los celestes lograda en Colombes, en 1928. La leyenda, escrita en tinta negra, reza: Paris, hacia el Arco del Triunfo. Y allí se ve la delegación uruguaya, caminando con estampa ganadora.
A pocos metros, la realidad de Danubio era otra. Era la imagen de la derrota.
"No hicimos un buen segundo tiempo, erramos el procedimiento, no repetimos lo que habíamos hecho en la primera parte y eso nos perjudicó. El triunfo se nos fue de las manos en forma increíble. Hay que hablar, hay que hacer nuestra autocrítica para ver qué fue lo que se hizo mal y en dónde fallamos. Perdimos el control del partido teniendo un hombre de más, tuvimos errores infantiles, distracciones que no podemos tener". dijo Sergio Rodríguez, el autor del gol danubiano.
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Raúl Ferro, termo y mate en mano, se fue como una tromba rumbo a la salida hacia la Platea América. "Perdimos bien, nos ganaron bien, ¡Qué le vamos a hacer! No queda otra que hacer borrón y cuenta nueva... duele ¿no? Pero esto es así", señaló el mediocampista de los de La Curva.
Las mismas palabras salieron de la boca de Damián Malrechauffe. "Perdimos bien... nos distrajimos....".
Uno tras otro, los jugadores lamentaron la derrota y más que la derrota, la forma en como se dio porque todos coincidieron en algo: "el triunfo se nos escapó de las manos cuando teníamos todo para ganar".
"Así es el fútbol... es duro pero no hay otra", dijo Héctor Del Campo, después de salir del camarín junto con su hermano Arturo.
La derrota caló hondo pero no hizo perder de vista el horizonte. "Hay que ser fuertes para encarar todo lo que se viene", dijo el delegado danubiano.
Casi una hora después de la finalización del partido, volvió a abrirse la puerta del camarín. Los jugadores ya se habían ido.
El primero en aparecer en escena fue el profesor Pablo Balbi, detrás surgió la figura de Carlos De Lima y unos metros más atrás, un Martín Lasarte hecho pedazos.
Intentó levantar la mirada pero no pudo, cabizbajo, casi murmurando las palabras, se excusó por no hablar con los medios. "Perdonen muchachos pero hoy no voy a hablar. Perdimos una final... ¿qué se puede decir? no hay nada para comentar. Lo siento... en serio... pero no voy a hablar". Y se fue. Caminó a paso rápido hacia la salida del Centenario. Se subió a una camioneta que lo esperaba. Se sentó en el asiento trasero, apoyó el bolso sobre sus piernas y se tomó la cabeza con sus manos.
Fue el punto final de una dura noche para los danubianos. Fue el cierre para una jornada que había empezado como una fiestas y terminó sin sonrisas.
"El fútbol es así", repetían los Del Campo. Adentro, en el pasillo del vestuario, las luces aún iluminaban el enorme cuadro de los campeones olímpicos. Paris, hacia el Arco del Triunfo....
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