Con el pecho hinchado por el equipo

EDWARD PIÑÓN

Está feliz y casi sin voz. Su equipo espera rival en la final de la Liga Uruguaya de Basquetbol y, logró ese objetivo justo como él se lo inculcó a los basquetbolistas: por mérito colectivo.

Gerardo Jauri, el cerebral conductor de Defensor Sporting, no puede ocultar, como tampoco lo hizo en la noche de la definición ante Malvín, su felicidad. "Sí, festejé. Tenía muchas ganas, porque las cosas lindas hay que disfrutarlas en el momento. Logramos pasar a la final y para nosotros fue muy lindo porque trabajamos duro para ello, porque en un principio el equipo no se había armado para campeonar, pero en el transcurso del año demostró que podía estar en ese sitial. Y, además, no está mal que se exteriorice eso. A lo mejor alguno puede decir `mirá festeja el pase a una final`, pero yo festejo el logro de un objetivo y eso no quita que mañana ya esté pensando en el futuro rival".

Con ese mismo entusiasmo habla de sus jugadores. "Costó que se valorizara el nivel de equipo, pero fue una constante en el campeonato. Es cierto que arrancamos muy mal, perdiendo dos partidos, pero después de la sexta fecha nunca abandonamos el sitial entre los cuatro mejores. El equipo logró consagrar una identidad, un padrón de juego. Estoy muy orgulloso de mis jugadores porque entendieron el sistema, se compenetraron en su papel y eso es bueno".

Jauri preveía un play off muy duro, porque "Malvín es un equipo muy duro" y porque en estas instancias "siempre suelen darse partidos muy diferentes por todo lo que hay en juego", pero remarcó que sus dirigidos mostraron "la regularidad que habíamos tenido a lo largo del campeonato. En números, de los 50 partidos, este equipo nunca había perdido dos partidos seguidos y de esos 50 ganó 36, eso marca una cierta regularidad de un equipo sólido".

Para ser regular y sólido, según Jauri, "un equipo debe tener determinada confianza para no desesperarse en los momentos difíciles y creo que eso fue la clave. Éste es un equipo que, más allá de comprobar que no está jugando bien, confía en sus fuerzas y por eso remontó resultados adversos".

La alegría no lo aleja de la responsabilidad y tiene claro que este escalón que va a dar es "más difícil que el anterior y tenemos que mejorar sobre todo en esos bajones que hemos sufrido por determinados lapsos, porque capaz que el equipo contrario nos hace pagar más caro. Hay que controlar eso para poder tener mejor chance".

Celebra tener mayor descanso que su futuro rival de la final, pero dice que hay varias lecturas sobre ese tema. "Sí, nos viene bien el descanso, pero también el jugar es importante. Eso se evalúa diferente porque hay gente que quiere jugar enseguida después que ganó la serie. Puede haber más cansancio para el equipo que se le estiró la serie, pero también un envión anímico por haber sorteado a un rival muy bueno".

No puede hablar mucho de lo que le espera, pero reconoce que "hay algunos estilos diferentes y características individuales diferentes", entre Atenas y Biguá. Igual, enfatiza: "nosotros hemos tenido virtudes ofensivas y defensivas que tenemos que seguir ponderando, seguir trabajando. Hay jugadores muy valiosos en los otros equipos sobre los que hay que tomar recaudo, que a veces son diferentes porque no es lo mismo Osimani que Barrera, por dar un ejemplo".