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El análisis por Vìctor Hugo Morales
Un Uruguay grandioso en su actitud, en su grandeza espiritual y
en la calidad de su fútbol, subió el último peldaño para instalarse en el Aconcagua del fútbol con un reconocimiento como no se recuerda otro, de propios y extraños.
Desde el primer latido de la criatura victoriosa a la que le dio vida la Celeste, el mundo supo que Uruguay salía como no le vio nunca este cronista.
Esta botijada de Tabárez desafió otras hazañas uruguayas en el último mundial, pero bien pudo tratarse de una casualidad. Hacia falta esta grandeza en el juego y en los resultados de la Copa América, para que la historia les haga un lugar. "Pasen muchachos", les dice Obdulio. "Por aquí, señores, por aquí", señala Nasazzi. "Pónganse cómodos, siéntense a nuestro lado", reclaman "Cococho" Álvarez, Julio Pérez, Míguez y Schiaffino.
La amarillenta foto de los bares y las gomerías uruguayas evocando la gloria de Maracaná, tendrá hoy mismo la compañía de los celestes que coparon el Monumental. Hubo algunos buenos equipos desde entonces, pero ninguno tan grande como este.
¿Y vos qué decís?
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El País Deportivo
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