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EL ANÁLISIS por Víctor Hugo Morales
Los jugadores de Huracán tocaron con sus manos en alto, el cielo bajo y gris del otoño y del campeonato, para celebrar su mejor victoria de un año impensable, pletórico de alegrías y de fútbol, de aplausos unánimes y sueños que eran absurdos hasta hace pocas semanas.
Acalladas las leyes del mercado, ha llegado al fútbol una socialización de los sueños. Por lo menos en la Argentina, cuatro austeras instituciones, una de ellas muy pobre, como es el caso de Huracán, pelean por un título que excluye a los grandes de otrora.
El triunfo magnífico de Huracán venía con un bonus track: antes de terminarse el sábado, habían perdido Vélez y Colón. De pronto, tres puntos valían seis. Y en este viaje hacia la cresta de la ola, vendrán o no, los futuros padecimientos.
Que una cuestión es jugar sin apremios, tan solo siendo más de lo que se esperaba, y otra muy distinta bancarse la presión que ya sufrió Vélez, la que parece sobrellevar mejor Lanús, la que no soporta Colón.
No sería justo dejar en las entrañas de un análisis global, la admiración por lo que esta consiguiendo el Globo. Las últimas noticias eran parecidas a las de un naufragio. Y ahora aparecen sus defensores nadando hacia la playa, con estilo, con clase.
Ovación digital
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