A Ribas le pasó como a Saralegui

Peñarol decidió cesar a Ribas y generó polémica pero satisfizo a buena parte de la parcialidad, que tuvo una incidencia muy grande en la resolución directriz.

Lo más juicioso hubiera sido que si se creía necesario un cambio, el mismo se hubiera hecho cuando finalizó el Torneo Clausura. Peñarol no había clasificado para la Liguilla y quien fuera el nuevo técnico tenía tiempo para elegir jugadores y entrenar al nuevo plantel antes de comenzar el certamen. Lo hecho repite lo realizado cuando se dio de baja a Saralegui. Ribas no pudo elegir a los jugadores, heredó el plantel de su antecesor. Por eso se decidió darle la ocasión de escoger a los refuerzos para la nueva temporada y que pudiera preparar al equipo.

Lo que no parece razonable es proceder de esa forma y a las tres fechas cesarlo. En el afán de bajar el presupuesto se demoraron las contrataciones, lo que marcó un cambio positivo pues antes se incorporaron demasiados futbolistas y pagando cifras excesivas. Pero se sabía que esa política tenía un precio, que se debía esperar a que el técnico tuviera oportunidad de conformar el equipo y poner en forma a los nuevos.