Se paralizan y se afilian al cero

La primavera no merecía ese desaire. Un forcejeo incesante, una lluvia de pelotazos a la tribuna hiriendo la tibieza de la tarde, un mazacote de intenciones confesadas lejos de los arcos.

La mediocridad en la que incurrieron San Lorenzo y Racing no fue una sorpresa. No había razones para imaginar algo distinto más allá de la estadística, la cual señalaba que hacía 15 años que no empataban 0 a 0.

Es posible que de los tres últimos lustros haya sido este el más malo de todos los partidos que han disputado. Podría decirse que peor es imposible jugar.

El miedo los paraliza. La responsabilidad es una tenaza que los afilia al cero en su arco como premisa. Ambos cuadros llegaron al cuarto empate consecutivo y la sucesión se corresponde perfectamente con las limitaciones que les imponen desde afuera.

Ambos técnicos se conforman con el ataque de tres contra ocho, con mantener las posiciones defensivas incólumes. Más sorprende Simeone que apareció construyendo equipos como Racing y Estudiantes que presionaban los 90 minutos.

Parece que su paso por River, los cascotazos recibidos lo curaron de espanto y ahora es un técnico más, uno como Caruso, como la mayoría, un hombre que quiere sobrevivir.

¿Y vos qué decís?

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