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Salud. En 2011, el 72,5% de los pacientes, en lista de espera, para recibir un órgano no logró ser trasplantado | Técnicos denuncian a CTI por no avisar a tiempo muerte cerebral en pacientes
LETICIA COSTA DELGADO
Hace 18 años Miguel recibió un riñón. Su estado físico aún no estaba muy deteriorado. Hace cinco años necesitó otro. Su estado de salud era diferente. Lo necesitaba de forma urgente. Y tuvo suerte. Llegó la llamada esperada y fue trasplantado.
Miguel Sluckis, hoy presidente de la Asociación de Trasplantados del Uruguay, sabe que ha sido un afortunado. Sólo en 2011 fallecieron 27 personas esperando la llamada que él recibió dos veces en su vida.
En 2011 el 72,5% de los pacientes en lista de espera en el Instituto Nacional de Donación y Trasplante (INDT) no lograron obtener el órgano que necesitaban. Es decir, de 100 personas cuyo estado de salud fue tan delicado que demandó un nuevo órgano, 72 no lo recibieron. Y siguen esperando.
Los datos se desprenden del documento "DMR 2012", al cual tuvo acceso El País y que fue realizado en conjunto entre el INDT, la Sociedad Uruguaya de Nefrología, la Cátedra de Nefrología, la Sociedad Uruguaya de Nefrología y la Asociación de Trasplantados del Uruguay.
"La cifra de demanda insatisfecha refiere a todos los órganos pero como la mayoría de los trasplantes son de riñón asumimos la misma cifra", aclaró Inés Álvarez, directora del INDT. De hecho en 2011 de cada 10 trasplantes, ocho fueron de riñón (le siguieron en cantidad de procedimientos los de hígado, corazón y pulmón).
El jueves 8 se celebra el Día Mundial del Riñón, iniciativa que este año lleva el lema "Riñones para vivir". El material gráfico que lo promueve tiene dos términos en un binomio que se repite "dona - recibe".
En Uruguay sólo entre los pacientes renales las personas en lista de espera aumentaron progresivamente entre 2008 y 2011. Hace cuatro años había 443 personas esperando recibir un riñón. Para 2011 eran 481.
Las cifras tienen su contraparte. Al tiempo que aumentó la lista de espera también aumentaron los trasplantes, lo que, indirectamente, llevó a que en la última década la cantidad de personas que ingresan a diálisis (proceso mediante el cual se extraen las toxinas que el riñón no elimina) se haya estabilizado.
Pero hay un dato sorprende entre la información recopilada para el Día Mundial del Riñón. Casi un millón de uruguayos vivos manifestaron su voluntad de donar. Son 947.941 los que respondieron que sí a la pregunta de si donarían sus órganos.
Óscar Noboa, presidente de la Sociedad Uruguaya de Nefrología, destacó que el dato coincide con los niveles de donación promedio a nivel mundial. Las voluntades positivas suelen representar el 30% de la población, comentó.
Pero las donaciones siguen siendo insuficientes. Primero, porque un donante potencial no es igual a un órgano trasplantado. No sólo tiene que tener un desenlace fatal, sino que debe sufrir muerte encefálica (cese completo e irreversible de la actividad cerebral). Este estado es considerado incompatible con la vida pero el corazón puede seguir latiendo por algunas horas más, y durante este tiempo es posible trasplantar los órganos.
En el "por algunas horas más" está la segunda razón por la que las voluntades recopiladas hasta ahora no alcanzan. Según Álvarez, los Centros de Terapia Intensiva (CTI) no siempre avisan a tiempo cuando un paciente sufre muerte encefálica.
"Avisar en el momento en que se produce la muerte encefálica es obligatorio, pero no siempre lo que está en el papel se condice con la realidad", cuestionó la directora del INDT. "Los tiempos dependen de la biología del propio individuo, pero después de una muerte encefálica quedan 24 o 48 horas, no más".
Muchas veces, comentó, el potencial donante sufre un paro cardíaco antes que se pueda realizar el trasplante. Otras veces el tiempo se escurre mientras tratan de obtener la voluntad de la familia.
Por eso, para Noboa y Álvarez para que la demanda insatisfecha sea superada, la sociedad toda tiene que incorporar el concepto de los trasplantes como algo natural. "No es hacer el diagnóstico de muerte encefálica y punto. Existe otra etapa. Existe otra entidad que va a dar órganos viables y va a poder trasplantar a otra persona", subrayó Álvarez. "Cuando el equipo de salud lo comprende entiende que no pueden haber ni siquiera segundos de demora". Y las personas no dudan en donar sus órganos.
De los casi 1.700 pacientes trasplantados desde 1970, el 66% está vivo y tiene su riñón funcionando. El 23% reingresó a diálisis y el 11% falleció (ver nota aparte).
Más de 40 niños han nacido de mujeres que lograron quedar embarazadas después del trasplante. Aunque haya que esperar un promedio de dos años y medio (antes superaban los cuatro), la mayoría de las veces el teléfono suena.
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