La policía analiza alrededor de 200 nuevas denuncias de muertes

P. MELÉNDREZ / R. ROSSELLO

La mitad de las 16 familias de las víctimas de los enfermeros asesinos fue notificada ayer. Las denuncias, en tanto, se disparan y ya llegan a 200 las consultas que recibe la Policía, que a su vez sigue una pista del caso en el interior del país.

Un equipo de la Dirección General de Crimen Organizado e Interpol, con apoyo de psicólogos, comenzó ayer la ardua tarea de notificar a los familiares de víctimas de los homicidas. Fuentes del organismo policial señalaron a El País que estiman terminar hoy con esta labor. Ello, a su vez, permitiría conocer el auto de procesamiento de los dos enfermeros homicidas y la enfermera que resultó cómplice de uno de ellos. El juez Rolando Vomero condicionó la difusión pública del fallo a que todos los familiares fueran debidamente notificados.

Mientras tanto, el caso continúa ampliándose por el alud de denuncias y consultas que comienza a recibir la unidad policial especializada. Hasta ayer habían recibido unas 200 denuncias que ahora los investigadores deberán chequear.

Una fuente de la Dirección de Crimen Organizado señaló que se va a solicitar al subsecretario de Salud Pública, Leonel Briozzo, que se establezca un mecanismo de recepción de denuncias que "filtre" las meras consultas de aquellas que son propiamente denuncias. En esta perspectiva los investigadores del caso estiman que su esclarecimiento total llevaría más de dos años.

Mientras el equipo policial divide sus tiempos entre las tareas de información a las familias de las víctimas, y en el análisis de las nuevas denuncias que reciben, el jefe del Departamento de Vigilancia de este organismo investiga personalmente una pista del caso en el interior del país. Este extremo es mantenido de momento en absoluta reserva. El oficial a cargo y sus colaboradores más inmediatos mantienen en secreto hasta el departamento en el que desarrollan este capítulo de la investigación. No obstante, fuentes consultadas anoche por El País confirmaron que se había reunido importante información del caso.

HISTORIAS CLÍNICAS. Mientras el juez Rolando Vomero analiza la petición del fiscal Diego Pérez acerca de la exhumación de los 16 cuerpos de las víctimas de Juan Ariel Acevedo y de Marcelo Pereira, los investigadores trazaron su estrategia de seguimiento del caso.

Con la exhumación se buscará probar qué drogas se utilizaron en cada caso. Pero a los investigadores les preocupa la cantidad de muertes que pudieron ocurrir a manos de Acevedo y Pereira. Por ello, indicaron fuentes del caso, se solicitará al Hospital Maciel y a la Asociación Española las historias clínicas de los pacientes que murieron en 2011 y en lo que va de 2012 en las unidades especializadas donde trabajaban los homicidas. Se analizarán, indicaron las fuentes, tanto las muertes ocurridas dentro de sus respectivos turnos como las registradas en los siguientes. En base a ello se irá resolviendo qué cuerpos serán exhumados.

Del mismo modo, los investigadores analizarán y, eventualmente, interrogarán a los médicos de la Unidad de Cuidados Cardiológicos (UCC) y del CTI Neuroquirúrgico, para examinar su actuación en cada uno de esos casos.

De este modo se estaría cumpliendo una primera etapa de la investigación, indicaron fuentes consultadas. Las estimaciones de cantidades de muertes, basadas a su vez en estimaciones de tiempo según datos aportados por testigos, estarían colocando la cifra de víctimas por encima de las 200.

En el caso de Acevedo, enfermero de la mutualista, un testigo informó que sus actividades homicidas se remontarían a unos siete años atrás. El testimonio de otro enfermero, compañero de Marcelo Pereira, de algún modo lo confirma puesto que declaró que cuando ingresó a trabajar al Maciel seis años atrás le comentó a sus compañeros que en la Española "limpiaban" gente. El propio Pereira declaró que estaba involucrado en estas muertes desde hacía tres años.

Sobre esta base los investigadores estimaron que Acevedo podría estar involucrado en unas 160 muertes, en tanto que Pereira lo estaría en 50.

Otro extremo que los investigadores procuran establecer ahora es de qué medios se valió este último para robar medicamentos. En el momento de ser detenido llevaba en una cartuchera ampollas de morfina y de Dormicum, un potente sedante que utilizaba para adormecer a sus víctimas y dejarlas a su merced para matarlas.

"Cuando sobrevienen instancias de emergencia, bastante comunes en un centro de Cuidados Intensivos (un paro, una hemorragia masiva) se instauran medidas inmediatas de reanimación, en el cual el contralor queda de lado frente a la importancia de dar medicación de inmediato para salvar la vida. Esas ventanas, en las cuales la atención de salud prima por sobre el control -por motivos obvios, la vida está primero- eran aprovechadas por estos delincuentes", explicó ayer el subsecretario Briozzo.

MUERTE EN HOSPITALES EN CIFRAS

Hasta ahora, la investigación judicial por los homicidios cometidos por los enfermeros Juan Ariel Acevedo y Marcelo Pereira en la Asociación Española y el Hospital Maciel pudo determinar que los profesionales causaron 16 muertes.

Sin embargo, como ambos admitieron haber cometido más asesinatos aunque no pudieron establecer cuántos, la investigación se profundizará, y se estima que el total de casos podría rondar los 160 o incluso más.

Otro aspecto que se buscará determinar es desde cuándo venían desarrollando esta actividad. Acevedo dijo que desde hace al menos tres años, pero otros testigos indicaron en el juzgado que presumen que desde hace al menos siete años.

La Policía estima que podría demorar cerca de dos años en cerrar el caso.

Acevedo dijo que el "cóctel" es habitual en pacientes graves

Al declarar ante el juez penal Rolando Vomero y el fiscal Diego Pérez, el enfermero Juan Ariel Acevedo dijo que es normal que se aplique medicación de forma tal de terminar con la vida de pacientes terminales, por orden del médico tratante y en acuerdo con la familia.

Acevedo aseguró en la sede judicial que eso es algo que "se hacía habitualmente" y que muchas familias "le pedían al médico que ayudara a la persona a bien morir, cosa que se hace y hizo toda la vida en la salud", indicó Massiotti a El País.

"Él (Acevedo) en su período de trabajo ha tenido que aplicar indicaciones del médico que la familia pidió que se hiciera. Eso queda en un acta que firman el médico y los familiares", sostuvo la defensora del enfermero.

Massiotti aclaró que su cliente, con esa declaración, no hizo referencia a los casos que están siendo investigados ni tampoco buscó incriminar a ningún médico, sino que "narró un hecho".

"Si en Uruguay no existe la eutanasia, no existe porque la firme la familia o el médico", señaló la abogada.

Según Massiotti, Acevedo -que junto a su colega Marcelo Pereira está recluido en la cárcel Juan Soler del departamento de San José- "no para de llorar".

"Me sentí Dios y me equivoqué", dijo Acevedo antes de quebrarse al declarar el fin de semana ante el juez Vomero y el fiscal Pérez.

La abogada indicó que su cliente está arrepentido y reconoció su error, pero "el otro (Pereira) es perverso", y relató que según testigos maltrataba a los pacientes más delicados y se quejaba del trabajo que implicaba sus cuidados.