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"Chengue": un testigo de cargo
Acá te dejan jugar menos que en Uruguay. La marca es peor. Uno piensa que el fútbol brasileño es todo tiqui-tiqui y es todo lo contrario. Todo fuerza, lucha y mucha marca".
El brindado por el "Chengue" Morales a Ovación el viernes pasado fue, como el título de una vieja película protagonizada por Tyrone Power, un "testigo de cargo" de un cambio de identidades, o perfiles clásicos, que a los brasileños no les hizo mal, porque les blindó la técnica que traen como un don genético que baja de los morros y las "favelas", corre en la arena de la "praia" como gaviotas volando sobre el agua y chisporrotea como luces de bengala en las canchas del fútbol sala, pero al fútbol uruguayo, en cambio, lo tiene más desorientado que "Adán en el Día de la Madre".
Acá, hoy, lo refleja y lo dice, gran parte de los técnicos, incluidos -como si un sentimiento de culpa les carcomiera el alma- los que se hicieron un nombre "metiendo pata" por años: da vergüenza achicar espacios para atrás, poner laterales que "muerdan" la raya o 2 volantes de marca, meter a un "policía" encima del creador adversario e insistir con el fútbol aéreo como instrumento de llegada.
Así estamos. Siempre en la mitad de la tabla del fútbol sudamericano; y en materia de estilos, "bien, gracias": ni chicha ni limonada.
Ovación digital
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