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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
EL ANÁLISIS por Edward Piñón
Después de tanto buscar, de tener la necesidad de recurrir en cada partido a un calmante para no sufrir un ataque de presión por los problemas de seguridad que ofrecía el arco, Peñarol encontró paz.
La armonía que ya tenía con la potencia ofensiva, con el manejo de pelota de Marcelo Zalayeta -la gran figura aurinegra y del campeonato- y el enorme despliegue de Marcel Novick en el mediocampo, fue aumentando en la misma medida que mejoró el rendimiento de Carlos Grosmüller.
Pero si algo faltaba, porque nadie puede negar que los envíos al arco seguían siendo un dolor de cabeza, llegó. Y vino de la mano de un arquero que demostró que está en condiciones de ocupar un sitio muy peligroso.
Lerda respondió. Y cuando eso pasa, ¿vale la pena tocar lo que funcionó bien? Ni de casualidad. Entonces, por más que exista un análisis público de consideración a quien antes jugaba en el lugar del uno, no hay manera de que el exjugador de Fénix deje su puesto.
A lo mejor se animan a cambiar el sistema o meter un volante más, pero sacar el arquero... Ni ahí.
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