"De verdad, es el sueño del pibe y no me lo voy a olvidar nunca"

DIEGO PÉREZ

-¿Se imaginaba que Cerro Largo sería un rival tan duro?

-Sabemos que todos los rivales son duros, pero la verdad es que el primer tiempo fue muy amargo para nosotros, no nos salía nada, sinceramente. Pero por suerte pudimos conversar en el entretiempo y esa charla sirvió para cambiar las cosas y terminar ganando un partido que venía complicado.

-La hinchada reprobó la actuación de Peñarol en el primer tiempo. ¿Qué les dijo el técnico?

-Que teníamos que salir con otra actitud en el segundo tiempo, jugar con la "garra" que caracteriza a Peñarol.

-Y lo terminan ganando con dos goles suyos. ¿Ya piensa en la titularidad?

-No, no, para nada. Acá hay muy buenos jugadores y yo tengo que seguir tranquilo, entrenando como hasta ahora y tratando de aprovechar las oportunidades que se me puedan dar. No pienso en nada más.

-Le han hecho escuchar los relatos radiales de sus goles. ¿Qué sintió?

-Y... es el sueño del pibe. Se dice siempre, pero es verdad. Lo que pasó hoy (ayer) no lo voy a olvidar nunca, seguro.

-Después del primer gol salió corriendo y ni sus compañeros podían alcanzarlo.

-Es que no sabía para dónde agarrar ni cómo festejar, sinceramente. Je. Lo mismo me pasó cuando hice el primer gol en las inferiores acá en Peñarol, salí corriendo por todos lados igual que ahora y sin saber qué más hacer.

-Recién Julio Ribas le gritó en tono de broma "no te agrandés, Ramis". ¿Cómo vive este momento, rodeado de micrófonos?

-Je. Tranquilo, sé que tengo que seguir con la misma humildad de siempre, trabajando por el equipo y respetando a mis compañeros, porque hay delanteros por delante mío que son grandes jugadores, como Carlos (Bueno) o José (Franco), por ejemplo.

-Ya había debutado, pero ¿qué sintió cuando Bueno se lesionó y Ribas lo llamó a usted para sustituirlo?

-Fue un momento desagradable en el sentido que la oportunidad se dio por la lesión de un compañero, pero son cosas del fútbol y uno sabe que siempre tiene que estar preparado para cuando se presente una chance. Se dio y me tocó hacer dos goles, pero si los hacía otro compañero no me importaba, lo importante era sacar estos tres puntos para seguir arriba en el Clausura.

-¿Se piensa en algo en particular el instante después de hacer el primer gol en Primera?

-Sí, yo pensé en mi familia porque siempre me apoyó. Cuando llegué de Artigas llamaba todos los días a mi padre llorando porque extrañaba, me quería ir y él me consolaba y me preguntaba "¿sabés cuántos chiquilines quisieran estar en tu lugar?" Y obviamente era cierto, había muchos, cualquier chiquilín sueña con jugar en Peñarol. Así que mi familia siempre me dio fuerzas y por eso fueron en los primeros en los que pensé cuando hice el primer gol. Le agradezco a ellos y a mi novia.

-¿Cuántos años tenía cuando vino a probar suerte a Montevideo?

-Tenía 15 años, vine a jugar a la Quinta acá a Peñarol. Llegué desde el Peñarol de allá. Y jugué en San Eugenio también en Artigas.

-Está viviendo un momento especial. ¿Se disfruta más después de lo que le tocó vivir hace poco, cuando quedó desafectado de la selección Sub 20 que clasificó al Mundial?

-Sí, es cierto. Estuve en la pre-selección, entrené varios meses con el resto del plantel, pero lamentablemente para mí el técnico finalmente optó por otros jugadores. Fue un golpe duro, claro, pero no bajé la cabeza porque sé que es una generación en la que hay muy buenos jugadores. Tuve mucho apoyo y eso me ayudó a levantarme en lo anímico. Por suerte ahora se me dio este momento tan especial de hacer los primeros goles en el Primero. Siempre soñé hacer gritar a la hinchada de Peñarol.