El que se porte mal va para el patio

En Peñarol al Consejo Directivo se le ocurrió crear un código de conducta para enmarcar dentro de él las actitudes de los futbolistas del plantel profesional las que van desde faltas graves hasta las más pequeñas incluido el aseo personal.

Parecería que muy bien no cayó entre los futbolistas por lo que se realizó una reunión entre el presidente del club, su gerente deportivo y los referentes del plantel, aparentemente para ponerse de acuerdo. Pero ponerse de acuerdo sobre qué, no se sabe, ya que si se redacta un código de conducta no parece del caso discutir nada. Simplemente se acepta a no. Si se acepta bien y si no, no juega. Así de simple. Dictar una serie de medidas que luego se modificarán por acuerdos de partes es gastar pólvora en chimango.

Siempre que no se invada la privacidad de la vida de los futbolistas lo demás no es discutible. Y si la privacidad deja de ser tal por hechos que se transformen en un escándalo público simplemente se deberá sancionar con el máximo rigor. Y punto. Y cuanto menos ruido mejor. Si lo hacen en Europa o no lo hacen es lo de menos, lo triste es que haya que pensar en códigos de conducta porque algunos futbolistas parecerían poco profesionales y tiran su futuro por la ventana. No es novedad.

Algunas veces Dios da pan al que no tiene dientes.