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EL ANÁLISIS por "Lalo" Fernández
Según su Santidad el Papa Washington 1°, elevado a tal categoría por un viejo cofrade del periodismo escrito de los años de gloria carbonera y que no era otro que Washington Cataldi, delegado primero y Presidente después del Club Atlético Peñarol con sede pontificia en la vieja sede de la calle Maldonado; quien sostenía que cuando la temperatura se elevaba y corría riesgo de incendio toda la estructura, como no podía rescindir los once contratos de los jugadores cambiaba de técnico.
Según el nominado Papa, el D.T. era el fusible que al saltar salvaba de la quema al club. Y el lunes saltó el fusible: Julio Ribas no es más el técnico de Peñarol. Antes, con menos temperatura ambiente también saltaron otros, al caso el más grande goleador de los peñaroles el Nando Morena, Matosas hijo, Garisto, Mario Saralegui (dos veces) Gregorio Pérez y alguno más. Y el club no se incendió. Pero fueron tan seguidos los saltos del fusible que algunas heridas fruto de las quemaduras quedaron.
Ahora Pablo Bengoechea, último ídolo carbonero, es el elegido para regular la intensidad de la corriente evitando que la temperatura vuelva a reventar los tapones. Para ello solo tiene un camino: salir campeón. Si lo logra Santas Pascuas, si no, correrá riesgo de excomunión.
Ovación digital
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