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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
Sinceramente, así fue escrito en la previa, sospeché demasiado de los miembros del Comité Olímpico Internacional.
Los antecedentes sobre la materia hacían imaginar otro desenlace, porque Estados Unidos, encabezado por su propio presidente Barack Obama, había tirado encima del mundo olímpico toda la artillería política y económica que tenía a su disposición.
Sin embargo, además de suceder el maravilloso milagro de que Sudamérica con su encantadora Rio de Janeiro sea la sede de los Juegos Olímpicos, los muchachos del Norte se llevaron tremendo cachetazo.
Más duro que el que recibió New York cuando sufrió la derrota ante Londres. Ahora, en Dinamarca, Chicago fue la primera ciudad eliminada, con lo que queda claro que algo cambió desde Atlanta 96 para adelante. Porque era bravo que perdiera y perdió.
Ovación digital
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