Los guapos del sur: Silva y Fernández

Decimos sur y hablamos de una poética, una sociología y una realidad que suele ser distinta a la de los otros puntos cardinales. Casi nadie tiene al norte, al este o al oeste en un plano de convenciones tan claras como las que asisten al "sur".

Todos los sures se alegran, entrelazan sus tristezas y postergaciones cuando a alguno de los de "ellos" les va bien. El sur celebra la vuelta olímpica de Banfield, una alegría postergada más de cien años.

Dirán que es pobre, y por supuesto que lo es. Objetarán su estética los hipócritas que pretenden ignorar al sacrificio, al equilibrio y la concentración como valores que en el fútbol cuentan. Digan lo que digan, Banfield, tan pobre como cualquiera del fútbol argentino, pero más consciente de serlo y por lo tanto mas lúcido, dio la vuelta olímpica.

Cuando ya nadie nombre el fútbol del 2009, alguien dejará caer, allá en el sur, así como Borges soltaba nombres de guapos, los apellidos de Silva y Fernández. Ellos fueron los artífices de la alegría que, atenuada por la derrota ante Boca desfiló por el Puente Pueyrredón rumbo al pago chico.